email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

LOCARNO 2024 Competición

Crítica: Moon

por 

- El segundo largometraje de Kurdwin Ayub intenta facilitar el choque de dos mundos enfrentados a través de las complejas constelaciones de la sororidad

Crítica: Moon
Florentina Holzinger, Andria Tayen y Nagham Abu Baker en Moon

Tan solo dos años después de su enérgica ópera prima, Sonne [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Kurdwin Ayub
ficha de la película
]
, la joven cineasta kurda afincada en Viena Kurdwin Ayub ha presentado otra historia sobre una chica rebelde, esta vez ambientada en Austria y Jordania. Una vez más, los dispositivos electrónicos (esta vez utilizados principalmente como herramientas de liberación) desempeñan un papel crucial en la trama, mientras que los saltos entre las distintas realidades son bastante físicos. Como era de esperar, habiendo transcurrido tan poco tiempo desde el primer largometraje de Ayub, este segundo trabajo no está tan pulido, pero no deja de ser intrigante por su tensa narrativa y su orientación hacia un público más amplio gracias a una trama sencilla con toques de thriller. Moon [+lee también:
entrevista: Kurdwin Ayub
ficha de la película
]
acaba de celebrar su estreno mundial en la competición internacional del 77.º Festival de Locarno y es uno de los ocho títulos de la sección dirigidos por mujeres.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Sarah (interpretada por Florentina Holzinger), una exartista marcial, tiene dificultades para llegar a fin de mes como entrenadora, algo que su hermana mayor le recuerda constantemente. Un día, de forma inesperada, aparece una oferta de trabajo como entrenadora personal en Amán, que Sarah acepta sin pensarlo. Se marcha a Jordania, a pesar de las advertencias de sus amigos, disfrazadas de bromas desagradables sobre un posible choque cultural. Contratada por el heredero de una familia rica para entrenar a sus tres hermanas adolescentes, Sarah es recibida en una casa espaciosa pero lúgubre, donde empieza a impartir clases en el sótano. Sin embargo, las chicas no parecen demasiado motivadas, fracasando en la primera clase. En los días siguientes, prefieren que Sarah pase el tiempo con ellas mientras ven la tele o van de compras al centro comercial y, sobre todo, que les preste su teléfono, ya que su acceso a Internet está restringido. Poco a poco, la recién llegada se da cuenta de que su sentimiento de desconfianza hacia todo lo que la rodea, transmitido a través de primeros planos en interiores claustrofóbicos, no solo proviene de su aislamiento social en un entorno extraño. Descubrimos secretos familiares ocultos tras las paredes de esta gran casa en la que las hermanas son rehenes, y su revelación gradual constituye la base dramatúrgica sobre la que descansa la inestable integridad de la película.

A pesar de esta situación en la que Sarah, una mujer independiente de un país liberal, parece estar en condiciones de ayudar a las tres hermanas a salir de su prisión, la realidad es que la propia Sarah también está encerrada. Se siente atrapada en un bucle constante entre su hotel de Amán y la fantasmagórica casa de las chicas, sin perspectivas de futuro. Al mismo tiempo, en Austria, carece de motivación para ordenar su apartamento o discutir con su hermana burguesa y sabelotodo. Su conflicto establece un inevitable aunque precipitado paralelismo con el enfrentamiento entre la rebelde Nour (Andria Tayeh), que quiere emanciparse a toda costa, y Schaima (Nagham Abu Baker), que se ha resignado a su destino. Por su parte, el estado de estancamiento personal que experimenta la protagonista, interpretada de forma convincente por Florentina Holzinger, justifica el lacónico pero elocuente final de la película.

Además del tema central de la libertad femenina, la historia presenta una intrigante dimensión social, quizá reflejada involuntariamente por Ayub. Sintiéndose perdida e insegura tras el final de su fulgurante carrera en las artes marciales, en un país supuestamente protegido socialmente como Austria, Sarah toma la impulsiva decisión de aceptar una dudosa propuesta de trabajo en el extranjero. Prácticamente emigra como “gastarbeiter” a Oriente Medio y acaba como algo parecido a una “au pair”, un tipo de trabajo que solemos asociar a los orientales que trabajan en Occidente, y no al revés. En este sentido, Moon también aborda la dinámica económica del cambiante contexto geopolítico mundial, ampliando el alcance de la película más allá del entorno inmediato que describe.

Moon es una producción de la austriaca Ulrich Seidl Filmproduktion.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del inglés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy