13/08/2024 - A pesar de su fascinante estética, la nueva película de Pia Marais no consigue ser un relato cautivador debido a su confuso guion

Una niña llamada Rebecca sobrevive milagrosamente a un accidente aéreo. Nueve años después, la joven (interpretada de adolescente por Helena Zengel) y su padre, el misionero estadounidense Lawrence (Jeremy Xido), viven en una pequeña comunidad donde la chica es considerada una curandera milagrosa. Su fama parece extenderse, pero cuando unos madereros ilegales invaden las tierras de los indígenas a los que intentan evangelizar, las cosas empiezan a torcerse. Esta es la premisa del último largometraje de Pia Marais, Transamazonia [+lee también:
tráiler
entrevista: Pia Marais
ficha de la película], proyectado este año en la competición internacional del Festival de Locarno.

Por desgracia, el punto más débil de esta película es su guion. Hay varias incoherencias manifiestas que llevan al espectador a cuestionar la credibilidad de todo el relato. Para empezar, resulta bastante surrealista que, a pesar de indagar en su pasado y tener pleno acceso a Internet, Rebecca nunca haya buscado más información sobre su difunta madre o el accidente de avión. Al principio, su padre parece no hablar portugués y utiliza a su mano derecha como intérprete, pero más adelante demuestra hablarlo con fluidez. Sin embargo, cuando acaba enfrentándose a los indígenas que protestan contra la deforestación de sus tierras, les habla en portugués durante un rato antes de volver al inglés, un idioma que probablemente no entiendan. Las pesadillas recurrentes de Rebecca, en las que algunas partes de su cuerpo están cubiertas de hormigas, tampoco llegan a desarrollarse. Hay muchos otros ejemplos que nos impiden comprender plenamente los motivos de los dos personajes principales, en particular los del padre. Esto puede provocar que el público se sienta desorientado, con demasiadas preguntas sin respuesta. Por otra parte, el cliché del “salvador blanco” no aporta nada nuevo ni original, teniendo en cuenta que hemos visto muchas y mejores representaciones cinematográficas de este tropo en el pasado.

Por mencionar algo positivo, desde el punto de vista técnico la película está magistralmente realizada y es visualmente fascinante, aunque la dirección de fotografía de Mathieu de Montgrand parece a veces propia de un relato mucho más místico que el que ofrece la película de Marais. Ocurre algo similar con la banda sonora de Lim Giong, ciertamente inquietante y atractiva, pero conectada a una trama poco convincente. Además, el reparto principal también ofrece un buen trabajo, a pesar de la evidente falta de desarrollo de los personajes. Helena Zengel es magnética, y Jeremy Xido posee el physique du rôle perfecto para retratar a un hombre angustiado que pierde gradualmente la fe y el contacto con la realidad. Por su parte, el talento de Sabine Timoteo no llega a explotarse del todo, lo que también nos lleva a preguntarnos por qué escogieron a una actriz suiza para interpretar a una enfermera local que trabaja en algún lugar de la selva amazónica.

La sensación general es que el guion y la película recibieron demasiadas aportaciones diferentes, dando lugar a una forma final que parece el resultado de un compromiso entre varias partes, sin una visión clara que mantenga unidos todos estos ambiciosos elementos, formando una narración más convincente e inteligible.

Transamazonia es una producción de las francesas Cinéma Defacto, Gaïjin y Aldabra Films, coproducida por la alemana Pandora Film Produktion, la gala Point Productions, la taiwanesa Volos Films, la también francesa Vitamine C, las brasileñas O Par, Cabocla Filmes y Tigresa & Matizar Filmes, la estadounidense Cinema Inutile, la hongkonesa Moonduckling Films, la malaya Jazzy Pictures, la alemana WDR/ARTE, Arte Cofinova y la suiza RTS. The Party Film Sales se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)