LOCARNO 2024 Cineasti del presente
Crítica: Foul Evil Deeds
por Muriel Del Don
- El primer largometraje del británico Richard Hunter habla de los actos de maldad de personas aleatorias, dibujando un particular retrato de cómo el ser humano lucha contra sus demonios

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entrevista: Richard Hunter
ficha de la película], el primer largometraje del joven director británico Richard Hunter, que ha sido presentado en la sección Cineasti del Presente del Festival de Locarno, gira en torno a personajes aparentemente banales que deciden sucumbir a su lado oscuro y cometer actos socialmente reprobables. El título en sí mismo resume perfectamente la intención de la película: ofrecer al público un incisivo y sorprendente panorama de actos socialmente condenables sin explorar en ningún momento sus consecuencias. De este modo, al final de la película, el público se queda con un sinfín de preguntas sin respuesta. La intención principal del director consiste en mostrar quién se esconde detrás de cada “monstruo” (estos monstruos no son más que hombres a través de los que, tal vez, se critica invlountariamente la masculinidad tóxica), qué los ha llevado a cometer tales crímenes y en qué recoveco se encuentra el componente humano que lucha contra el lado oscuro que todos llevamos dentro.
Foul Evil Deeds es una recopilación de historias aparentemente triviales que, poco a poco y de manera deliciosamente perversa, van revelando el lado oscuro de una humanidad esquizofrénica en los momentos en que, de repente, pierde el control. La crueldad humana se muestra sin filtros, y la película se convierte en un laboratorio donde el director manipula a sus personajes como si fueran marionetas. Este panorámico retrato de la humanidad con tintes crueles permite a Hunter estudiar y observar de manera subjetiva el comportamiento humano sin juzgarlo, dando así libertad al público para sacar sus propias conclusiones.
La película está compuesta por seis historias protagonizadas por seis hombres que han cometido errores y que, de forma más o menos voluntaria, han cedido a su lado oscuro: un hombre que acaba de salir de la cárcel, trabaja como limpiador y está harto de una monotonía que está acabando con él; un padre de familia aparentemente jovial que "toca de manera inapropiada" a una compañera de trabajo; un contable que, ramo de flores en mano, canaliza su deseo de sumisión con una dominatrix; un adolescente que abandona a su novia para divertirse con amigos que le gastan una broma con consecuencias trágicas; un pastor (presumiblemente anglicano) que encuentra un ratón muerto en su ático y se enfrenta a un "homicidio animal"; y, finalmente, el acto objetivamente más escalofriante, un abogado que recoge a su hijo de la escuela antes de regresar a su lujoso apartamento para "ocuparse" de su esposa "temporalmente ausente".
Con un humor inglés inconfundible, a la vez cruel e hilarante, Foul Evil Deeds catapulta al público a la banalidad de la vida cotidiana cuando esta se convierte en un infierno y lleva al ser humano a embarcarse en un inesperado viaje a la oscuridad de la mente, a esa zona fronteriza donde el bien puede transformarse en mal y lo humano en inhumano. Con un rodaje para el que también se ha hecho uso de la mini DV —como si de un video casero se tratara—, la película de Hunter convierte a los espectadores en voyeurs, en observadores de la intimidad de personajes que seguramente habrían preferido actuar en la sombra. Esta estética deliberadamente vintage, nostálgica y underground transforma el largometraje en una experiencia estéticamente desestabilizadora que genera adicción. A pesar de ser una película difícil de describir o clasificar —y quizás sea precisamente esa su mayor fortaleza—, Foul Evil Deeds se incrusta en nuestra mente como un pensamiento lascivo que sabemos que es inmoral, pero del cual no tenemos intención de deshacernos.
Foul Evil Deeds ha sido producida por WAYE.
(Traducción del italiano)
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