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LOCARNO 2024 Cineasti del Presente

Crítica: Fario

por 

- En su primer largo, Lucie Prost retrata las peripecias de un joven enfrentado a un trauma que no puede superar, con emociones reprimidas que queman y envenenan su interior

Crítica: Fario
Megan Northam y Finnegan Oldfield en Fario

La joven directora francesa Lucie Prost presenta su fascinante primer largometraje, Fario [+lee también:
entrevista: Lucie Prost
ficha de la película
]
, en la sección Cineasti del Presente del Festival de Locarno. La película constituye un conmovedor retrato de un joven que se ve obligado a enfrentarse a una serie de emociones que llevaba teniendo reprimidas durante demasiado tiempo. Fario es una película aparentemente “sencilla” y estéticamente elegante y delicada que, no obstante, esconde en su interior una naturaleza más compleja y ambigua.

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El joven ingeniero Léo (el fabuloso Finnegan Oldfield), que lleva años viviendo en Berlín, regresa a su pueblo para vender las tierras agrícolas de su difunto padre a una empresa de perforación de metales raros. Aunque en un principio tiene pensado quedarse solo unos días en casa de su madre —donde también vive su hermana pequeña—, Léo se va poco a poco dejando llevar por emociones violentas que había reprimido durante demasiado tiempo. El corolario metafórico de sus tormentos existenciales lo originan una sucesión de extraños acontecimientos naturales que el protagonista entiende como señales de una catástrofe natural inminente. La explotación minera a la que quiere vender las tierras de su padre está, en su opinión, contaminando el río, el único lugar que le permite conectar emocionalmente con su difunto padre. Léo se embarca entonces en una investigación científica llena de alucinaciones que le permitirá sacar de sus entrañas todo el dolor y hacer frente a todos sus recuerdos para poder seguir adelante.

Con Fario, Lucie Prost aborda el delicado y complejo tema del suicidio entre los campesinos franceses, y lo hace a través de los ojos de su protagonista, Léo. La película no se ha elaborado con la intención de convertirse en una investigación sociológica, sino más bien en un trozo de vida, un testimonio sincero de alguien que ha experimentado las dificultades de quienes intentan sobrevivir trabajando la tierra. Aunque Léo había intentado olvidar sus orígenes a base de fiestas de consecuencias cada vez más turbias, los fantasmas del pasado siempre estuvieron ahí, de modo que nunca dejaron de ser sus sombríos compañeros de viaje. En Berlín, Léo logró construirse una nueva identidad, pero su verdadero yo le acaba llevando de vuelta al pueblo donde nació y creció, al núcleo de los recuerdos de un padre que decidió tirar la toalla. Fario constituye también quizás una película sobre la juventud, el deseo de libertad y las utopías de una generación que ya no tiene intención de asentarse o, peor aún, de seguir las normas sin rechistar. Se abordan de frente temas como la impotencia, la homosexualidad o el hecho de no querer tener hijos, como para recordarnos que los jóvenes no tienen ninguna intención de doblegarse a las absurdas normas heteropatriarcales. Con el respaldo de sus amigos de la infancia, el protagonista se concede a sí mismo un descanso de una vida cotidiana frenética que estaba —literalmente— acabando con él. Ya no basta con la automedicación con fármacos para calmar sus ataques de pánico, por lo que a Léo no le queda otra que rendirse brutalmente a la evidencia: el trauma es un monstruo de mil caras al que solo se puede vencer enfrentándose directamente a él. Gracias al apoyo de su amiga de la infancia (magníficamente interpretada por Megan Northam), el protagonista de Fario será capaz de ver el pasado con otros ojos y redescubrir la ternura de la infancia.

Otro aspecto reseñable de la película es el hecho de que los personajes femeninos no requieren la existencia de un hombre para ser relevantes, sino que, al contrario, imponen con orgullo su carácter indomable. Desde este punto de vista, cabe destacar a la madre de Léo (poéticamente encarnada por Florence Loiret Caille), que, a pesar de haber iniciado una nueva relación, procesa el trauma ligado a la pérdida de su marido a través del teatro. Fario es una primera película elegante y delicada cuya clave consiste en dar a sus personajes tiempo para respirar y para mirar, quizá por primera vez, dentro de sí mismos.

Fario ha sido producida por Folle Allure y Yukunkun Productions.

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(Traducción del italiano)

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