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EDIMBURGO 2024

Crítica: Sunlight

por 

- La cómica británica Nina Conti lleva su alter ego, "Monkey", a la gran pantalla en su primer largometraje como directora

Crítica: Sunlight
Nina Conti en Sunlight

Nina Conti, uno de los pilares del circuito de comedia y de la escena teatral británica, es conocida principalmente por su popular espectáculo de ventriloquia con su marioneta “Monkey”, donde ella (¿o es realmente Monkey?) deconstruye el “olvidado arte” de la ventriloquia y explora la dualidad inherente a este tipo de arte. El alter ego simiesco de Conti adopta una forma completa en su ópera prima como directora, Sunlight, estrenada recientemente en la competición del Festival Internacional de Cine de Edimburgo.

El locutor de radio Roy (Shenoah Allen) decide suicidarse en un motel de mala muerte de Estados Unidos. Al despertarse en su autocaravana, Roy descubre que le ha salvado un héroe inesperado: una persona vestida con un traje de mono. Pronto descubre que el mono es Jane (Conti), quien, tras tomar una serie de malas decisiones en la vida, ha decidido que “Jane” no existe y que Monkey tomará ahora las riendas. Roy y Monkey, que nunca se quita el traje, ni siquiera en el calor de las carreteras del desierto americano, bromean y flirtean mientras conducen. Poco después, Roy decide desenterrar el cadáver de su padre para reclamar un reloj de oro, como compensación por una infancia de abandono. A medida que el pasado de Monkey/Jane empieza a alcanzarlos, el dúo se pregunta si ser otra persona les servirá de algo.

Este extravagante drama sobre relaciones humanas tiene ecos de Frank [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
(2014), de Lenny Abrahamson, ya que ambos tratan de personajes solitarios que se esconden detrás de una máscara para desviar sus problemas. También hay un ligero guiño a los hermanos Coen y a Wes Anderson, con personajes que oscilan entre el realismo y lo grotesco. Lo que mejor funciona es el hecho de que Roy está tan desquiciado como Jane (a fin de cuentas, la película trata más sobre él que sobre ella). Esta dinámica confiere a su relación una cierta credibilidad y peso emocional dentro de los confines del mundo surrealista que construye la película. Él nunca cuestiona la decisión de Jane de llevar disfraz. De hecho, parece casi envidiar su determinación por mantener el personaje de Monkey, y los acepta por lo que son. Allen (que también es el coguionista de la película) y Conti demuestran una gran química en pantalla, a medida que su relación crece orgánicamente, incluyendo un par de momentos íntimos que logran transitar la fina línea entre lo cómico y lo conmovedor. Conti está tan estupenda como siempre, y quienes la hayan visto sobre el escenario se deleitarán al ver a Monkey convertido en algo más que la tradicional marioneta de su mano. Sin embargo, Sunlight no es simplemente una versión de su espectáculo trasladado a la pantalla. Aunque ambas comparten ciertos rasgos, la película tiene entidad propia.

Teniendo en cuenta que gran parte de la película se centra en dos personas bromeando en una autocaravana, Conti consigue dotar a la obra de una energía asfixiante. Esto es en parte un efecto físico, resultado del calor constante del remoto paisaje estadounidense, dándole a todo una calidad visceral (en una escena vemos a Monkey vertiendo hielo en el traje, respondiendo a muchas de las preguntas prácticas que podríamos hacernos sobre cómo Jane lo mantiene puesto), pero también hay una sensación de desesperación, la necesidad constante de huir a algún lugar que parece ligeramente indefinible. El ritmo de la película es a veces un poco lento, mientras que el final parece precipitado, pero en general estamos ante una rareza con un oscuro encanto.

Sunlight es una producción de las británicas Anyway Content y Metro International, junto con la estadounidense Inspirado. Metro International se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)

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