Crítica: Diciannove
por Camillo De Marco
- VENECIA 2024: El debut de Giovanni Tortorici, despreocupado, provocador, de sintaxis desencajada y producido por Luca Guadagnino, habla el idioma de la generación Z

Diciannove [+lee también:
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ficha de la película], el título de la ópera prima de Giovanni Tortorici, que ha sido presentada en la sección Orizzonti del 81.º Festival de Venecia, hace referencia a los diecinueve años que tiene Leonardo (Manfredi Marini), el protagonista de la película. Es 2015, y el joven Leonardo coge un avión en Palermo para reunirse con su hermana (Vittoria Planeta) en Londres, donde debe matricularse en una universidad para estudiar empresariales. Leonardo, al que suelen referirse como el chico que “incluso cuando está allí, nunca está realmente”, se emborracha a lo grande en una discoteca y languidece durante días en el apartamento de su hermana —donde se deja el gas de la cocina abierto y los bastoncillos de algodón sucios esparcidos por el cuarto de baño— hasta que decide volver a casa. Una vez en Italia, se refugia en la Facultad de Letras de la Universidad de Siena, la cual se encuentra, no por casualidad, en el antiguo hospital psiquiátrico.
En la ciudad medieval, Leonardo empieza a asistir a unas clases sobre Dante en las que claramente choca con el profesor. El joven protagonista, que celebra con frecuencia noches de cerveza a raudales con sus compañeros de universidad —que le incluyen a la fuerza en su grupo de WhatsApp— en el piso de estudiantes que comparte con dos compañeras a las que evita cuidadosamente, se encierra en la habitación para estudiar a Pietro Giordani y Giacomo Leopardi, ver fotos de Justin Bieber desnudo en internet y hablar por teléfono con su posesiva madre (la periodista Maria Pia Ferlazzo). Como se aburre y tiene ganas de aventuras, un día publica una foto en una red social para homosexuales en la que se describe a sí mismo como “joven apuesto y mercenario”. Un año después, vemos a Leonardo en Turín, donde tendrá un encuentro íntimo con un hombre cercano a su familia.
Desenfadada, provocadora, desigual y asimétrica, Diciannove habla el lenguaje de los chicos de la Generación Z, de los nacidos después del año 2000, y está dirigida principalmente a ellos. Esta película con tintes autobiográficos (el director, nacido en 1996, también escribió el guion) se niega a constituir un mero retrato generacional y, en su lugar, se polariza en un sujeto que expresa un malestar canalizado en neurosis. Se trata de una búsqueda de identidad —también sexual— que podría durar toda la vida. La fotografía de Massimiliano Kuveiller y el montaje de Marco Costa contribuyen también a esta locura mediante recursos como la cámara lenta, imágenes fijas o zooms. Costa también ha trabajado en Queer [+lee también:
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ficha de la película] (en la competición oficial de Venecia), de Luca Guadagnino, que a su vez ha producido Diciannove con su empresa Frenesy. Tortorici fue ayudante de dirección del cineasta siciliano en We Are Who We Are [+lee también:
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ficha de la serie], y después colaboró con el nominado al Óscar también en cortometrajes y videoclips, y se encargó de supervisar el rodaje entre bastidores en el plató de Hasta los huesos: Bones and All [+lee también:
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ficha de la película]. Por todo esto, debe de ser de Guadagnino de quien Tortorici parece haber tomado prestado el deseo de jugar con las distintas herramientas del cine.
Diciannove es una coproducción entre Italia y el Reino Unido de Frenesy y Pinball London, en asociación con MeMo Films, Tenderstories y AG Studios (Estados Unidos). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Playtime.
(Traducción del italiano)
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