Crítica: After Party
por Martin Kudláč
- VENECIA 2024: El retrato del abrupto choque de una estudiante con la adultez que propone el director checo Vojtěch Strakatý en su primer largo es una refrescante versión del género

El prometedor director checo Vojtěch Strakatý revitaliza el género del relato iniciático con su ópera prima, After Party [+lee también:
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ficha de la película], estrenada mundialmente en la sección Orizzonti Extra del Festival de Venecia. A lo largo de un día soleado, la película sigue a Jindřiška (Eliška Bašusová), una joven estudiante cuya vida da un vuelco debido a las irresponsables decisiones financieras de su padre. Lo que comienza como una despreocupada historia juvenil, en la que Jindřiška regresa a casa después de una fiesta, se transforma de repente en un tenso drama cuando se encuentra con unos agentes judiciales que están confiscando sus pertenencias.
Strakatý, que se dio a conocer por su cortometraje Stuck, adopta un estilo visual más sofisticado y una estructura narrativa con más matices en su ópera prima. Su enfoque combina realismo y estilización, retratando la experiencia caótica y casi surrealista de una joven sumida en una intensa crisis. Alejándose del descarnado realismo social que suele asociarse a este tipo de historias, Strakatý opta por una exploración refinada e íntima de una juventud inocente truncada cuando la responsabilidad, el instinto de supervivencia y los dilemas vitales pasan a un primer plano.
El mundo de Jindřiška se ve alterado por los acontecimientos que tienen lugar en la lujosa casa de su familia. Mientras ella se enfrenta a la realidad de la situación, su madre (Monika Zoubková) se mantiene curiosamente estoica, incluso mientras trata de comprender el alcance de las acciones de su marido (Jan Zadražil) y la gravedad de su situación. En medio del caos, Jindřiška se enfrenta a las amenazas de unos usureros que pretenden que su padre les devuelva el dinero, mientras que su tía, a la que su padre también debe una importante suma de dinero, tampoco se muestra muy dispuesta a ayudar. A medida que su vida se desmorona, la protagonista encuentra apoyo en su amiga Karolína (Anna Perinová), que la ayuda a sacar de casa discretamente los muebles que le quedan y le brinda apoyo emocional. Karolína también es la voz de la razón, advirtiendo a Jindřiška de su inclinación a ponerse en peligro.
El director emplea un estilo dinámico y visualmente atractivo, reforzado por la fotografía de Stanislav Adam (Blix Not Bombs [+lee también:
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ficha de la película]), que confiere a la película una ligereza casi engañosa, que contrasta con la gravedad de la situación de su heroína. La estética minimalista, aunque estilizada, contribuye a crear una sensación de inquietud, reforzando la disonancia entre la agitación interna de la protagonista y la serenidad de su entorno.
La trama está estrechamente estructurada en torno al colapso de la normalidad en un solo día, una técnica que Strakatý emplea para amplificar la inmediatez y la intensidad de la experiencia de Jindřiška. Esta cronología condensada refleja la rápida desintegración de su vida a medida que se enfrenta a las consecuencias de las deudas de su padre. Al limitar los acontecimientos a un estrecho marco temporal, la película genera una sensación de urgencia y claustrofobia, atrayendo al público al vertiginoso mundo de Jindřiška, y permitiéndole experimentar su confusión y desesperación en tiempo real.
Dentro de este marco bien definido, Strakatý expande el relato iniciático mediante una variada mezcla de géneros. De esta forma, After Party incorpora elementos de thriller, mientras Jindřiška trabaja contrarreloj para encontrar una solución, presionada tanto por los usureros como por su padre. La dinámica con Karolína presenta aspectos de una buddy movie, mientras que el plan para recuperar sus muebles tiene un aire de película de atracos. La historia también teje un drama familiar y un sutil romance de verano. Este aspecto metamórfico de After Party amplía su interés y la convierte en una propuesta más atractiva y orientada al público.
After Party es una producción de la checa Xova Film. Film Republic se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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