Crítica: Happy Holidays
por Olivia Popp
- VENECIA 2024: El director palestino Scandar Copti usa de forma efectiva un reparto coral en su retrato contemporáneo de una familia en Israel, repleto de todos sus complicados aspectos
En su segundo largometraje, Happy Holidays [+lee también:
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ficha de la película], el cineasta palestino Scandar Copti se centra una vez más en las distintas dimensiones de la vida en el Israel contemporáneo, que estalla con subtextos tácitos y tensiones no resueltas, tanto a nivel personal como político, presentando fragmentos de vida con una (sobre)dosis de consecuencias en cadena. Su ópera prima, Ajami [+lee también:
tráiler
ficha de la película] (2009), codirigida por Yaron Shani, obtuvo la mención especial de la Cámara de Oro en Cannes y estuvo nominada al Óscar. Escrita, dirigida y montada por Copti, Happy Holidays acaba de tener su estreno mundial en la competición Orizzonti del Festival de Venecia.
Happy Holidays se divide en varios capítulos compuestos por breves relatos que se superponen (aunque no son estrictamente cronológicos), centrados en las vidas entrelazadas de los hermanos araboisraelíes Fifi (Manar Shehab) y Rami (Toufic Danial), su madre Hanan (Wafaa Aoun) y su padre Fouad (Imad Hourani), así como la pareja de Rami, Shirley (Shani Dahari), y su hermana Miri (Meirav Memoresky), ambas judías. Rami protesta por la decisión de Shirley de no abortar, mientras Miri empieza a entrometerse en su relación y en el embarazo de Shirley. Hanan y Fouad se enfrentan a problemas económicos, por lo que Hanan exige una indemnización relacionada con un accidente de coche en el que se ve involucrada Fifi. Mientras tanto, florece un tierno romance entre Walid (Raed Burbara), un médico amigo de Rami, y Fifi, pero ella esconde sus propios secretos.
Bajo la red de relaciones de Happy Holidays subyace un profundo sentimiento de desasosiego, transmitido con perfecta incomodidad por un elenco de actores no profesionales, que se manifiesta en el continuo descontento de los personajes con el statu quo. Al seguir casi todos los hilos de la historia (marcados por la celebración de distintas festividades judías), la red de relaciones se vuelve un poco confusa a lo largo de las dos horas de duración de la película. No obstante, el punto fuerte de Copti es su capacidad para recoger las angustias cotidianas y canalizarlas en un formato condensado, que recuerda a los escenarios cinematográficos de Asghar Farhadi. El tiempo pasa muy deprisa en cada capítulo, pero cada escena, filmada por Tim Kuhn con una fotografía seca y discreta, parece contener toda una vida.
Al igual que cada personaje hace todo lo posible para seguir adelante con su vida, Copti no ofrece respuestas fáciles sobre lo que está bien o mal. En el mundo del cineasta, la verdad objetiva parece torcerse y descubrimos que las cosas no siempre son lo que parecen. Lo que asumimos como un hecho en un capítulo puede revelarse más tarde como algo totalmente fabricado o manipulado, cambiando nuestra perspectiva de forma caleidoscópica con una sola vuelta de tuerca.
Cabe destacar que Copti retrata la vida en Israel tal y como él la conoce, tanto a través de elementos de la trama como de guiños en segundo plano. Las presiones sociales son inseparables de las políticas: las parejas mixtas están muy censuradas en el país, mientras que en los hospitales hay dibujos de fetos con boinas militares. Se normaliza el sonido de las sirenas de misiles en las escuelas, mientras que a los niños de primaria se les enseña a venerar a los soldados. Se espera que las mujeres sean puras y recatadas, y algunas madres presionan a sus hijas adolescentes para que acepten el servicio militar obligatorio, como en el caso de Miri.
Estos elementos se filtran lentamente en la realidad de nuestros personajes, influyendo en sus decisiones personales, que acaban teniendo consecuencias inesperadas. El cineasta no incita a la revolución (social o política) ni presiona a favor de ningún tipo de reforma, pero no por ello es menos amable. En su lugar, deja que el público saque sus propias conclusiones de lo que ve en pantalla.
Happy Holidays es una coproducción entre Fresco Films (Palestina), Red Balloon Film (Alemania), Tessalit Productions (Francia) e Intramovies (Italia). Indie Sales gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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