Crítica: Hiver à Sokcho
por Fabien Lemercier
- El cineasta francojaponés Koya Kamura firma un primer largometraje íntimo, sensible y atmosférico sobre el camino hacia la autoaceptación
El fugu, también conocido como pez globo, es una comida tóxica y mortal, a menos que domines el arte culinario de preparación del plato, y lo mismo podría decirse de los secretos nebulosos que a veces se ciernen sobre nuestra existencia, de los cuales no debemos liberamos a lo loco si realmente deseamos averiguar quiénes somos. Este es el tema en torno al que gira Hiver à Sokcho [+lee también:
tráiler
entrevista: Koya Kamura
ficha de la película], la hermosa, sobria y melancólica ópera prima de Koya Kamura, que ha sido presentada en la competición oficial del 49.º Festival de Toronto y que continuará su andadura en la sección New Directors de la 72.ª edición del Festival de San Sebastián. Se trata de una película delicada y encantadora que muestra las muchas cualidades cinematográficas de este director francojaponés, al que le debemos la magnífica conexión que se produce entre la recién llegada Bella Kim y la estrella Roschdy Zem en este largometraje rodado en Corea del Sur.
“Hola, Miss Francia”. Soo-Ha (Bella Kim) trabaja en un pequeño hotel llamado Blue House, en la nevada ciudad costera de Sokcho. Tras regresar a su ciudad natal varios meses antes, la antigua estudiante de literatura está a punto de embarcarse en la nueva fase del matrimonio —tal y como deseaba su madre— con su novio, Jun-Oh, que quiere ser modelo en Seúl. Pero Soo-Ha oculta tormentos internos que se remontan a su nacimiento y a un padre francés al que nunca ha conocido.
Cuando Yan Kerrand (un excelente Roschdy Zem en el inusual papel de un autor de cómics francés al que “le gusta ir a lugares muy concurridos, pero solo cuando están desiertos”) llega al hotel, un profundo malestar aterriza en el interior de la joven de 25 años. Poco a poco, estos dos seres solitarios se van acercando el uno al otro, paseando por los alrededores del hotel, hablando de sus cicatrices y observándose en secreto...
El guion, que está basado en el libro homónimo de Élisa Shua Dusapin y compuesto con gran ingenio por el propio Koya Kamura junto con Stéphane Ly-Cuong, pone el foco en las distintas etapas del encuentro de Soo-Ha y Yan Kerrand, el cual se sitúa en la frontera de la comunicación entre dos culturas diferentes y dos personajes que luchan por bajar la guardia, cada uno perdido en su propio camino y con Kerrand como espejo de la liberadora búsqueda de sí misma de Soo-Ha. Al absorber la atmósfera del —variado y muy evocador— entorno natural como una esponja, la película avanza con suavidad hacia el corazón de su tema por medio de una gran sensibilidad, haciendo gala de un enfoque visual discretamente sofisticado y complementado por breves secuencias de animación (cortesía de Agnès Patron). Casi podríamos hablar de cine pasado de moda —en el sentido positivo del término— para referirnos a este primer largometraje que juega elegantemente con “formas, líneas y estructuras”, que da rienda suelta a su estilo para que se impregne por sí mismo en lugar de imponerlo a la fuerza, y que en definitiva revela a un director al que todos deberíamos seguir muy de cerca.
Hiver à Sokcho ha sido producida por la francesa Offshore y coproducida por la coreana Keystone Films. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Be For Films.
(Traducción del francés)
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