Crítica: Of Dogs and Men
por Camillo De Marco
- VENECIA 2024: Para lanzar su mensaje de paz, Dani Rosenberg imagina a una joven que vuelve al lugar del ataque de Hamás del 7 de octubre en busca de su perro

Después del atentado que Hamás llevó a cabo el 7 de octubre en el sur de Israel, el conflicto entre Israel y Hamás no ha hecho más que expandirse. La guerra ha devastado la Franja de Gaza durante más de diez meses de represalias israelíes, con un saldo que ya ha superado los cuarenta mil muertos. La vida de millones de palestinos que viven en la Cisjordania ocupada se ha visto trastornada. El conflicto ha contribuido a radicalizar a parte de la opinión pública israelí, que ya estaba fuertemente dividida antes del 7 de octubre. Extremistas palestinos e israelíes actúan para impedir la paz y continuar su lucha supremacista. “Como jinetes del apocalipsis”, escribió Pierre Haski en Le Nouvel Obs, “avanzan porque se les permite hacerlo, y se hacen fuertes solo porque el mundo mira hacia otro lado”.
Dani Rosenberg (The Death of Cinema and My Father Too [+lee también:
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ficha de la película], en el Label de Cannes 2020, y The Vanishing Soldier [+lee también:
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ficha de la película], que fue proyectada en el Festival de Locarno el año pasado) filmó Of Dogs and Men [+lee también:
entrevista: Dani Rosenberg
ficha de la película], que ha sido presentada en la sección Orizzonti del Festival de Venecia, durante los meses de octubre y noviembre de 2023 en los kibutz a lo largo de la frontera con Gaza, justo después del atentado. Para hacer la película película, el cineasta contó únicamente con un pequeño equipo y una cámara ligera; no se sirvió de ningún decorado y los diálogos fueron en su mayoría improvisados. Se trata de una historia de ficción, pero los actores son tanto habitantes reales de allí como personas que simplemente estaban presentes en la región en ese momento. La única actriz profesional es la joven Ori Avinoam. La película, que Rosenberg escribió junto con Avinoam e Itai Tamir, sigue a Dar (Avinoam), una adolescente de 16 años que regresa a su kibutz de Nir Oz para buscar a su perro, Shula, al que vio por última vez justo antes del ataque terrorista del 7 de octubre.
Al ritmo de la música que escucha con sus auriculares —tal y como hace la mayoría de gente de su edad—, Dar atraviesa el horror que aún persiste en ese territorio semidestruido, y se encuentra con personas que, como ella, han sido testigos directos de la tragedia. El primero de los lugareños con los que se topa es un taxista del que no cabe duda que vota a Bibi Netanyahu, ya que clama por hacer como hicieron los estadounidenses con los japoneses en 1945 y lanzar una bomba nuclear sobre los palestinos para poner fin a la guerra. En las calles del kibutz desierto, Dar se encuentra con el anciano Natan Bahat, el único que no se ha marchado. “Vi cómo entraban en manada y lo saqueaban todo”. Natan habla de su amigo palestino Jamal, quien, al igual que él y tantos otros, solo quiere la paz. “No somos nazis, no podemos exterminarlos”. En el edificio devastado que una vez fue un jardín de infancia, una trabajadora le dice a Dar que todavía hay decenas de niños desaparecidos. En los momentos sin diálogo, escuchamos una voz en off (de la actriz Swell Ariel Or) que lee el diario de la madre de Dar, desaparecida el día del atentado tras pedirle a su hija que se encerrara en la habitación de seguridad. 1987, 1993, un viaje atrás en el tiempo: la vida en el kibutz, la decisión de ir a estudiar a Jerusalén y el deseo de volver a su pueblo.
A través del recurrente uso de Instagram, TikTok y Telegram por parte de la protagonista, el director nos muestra la percepción de la guerra desde los ojos de una joven. Un soldado le aconseja a Dar que busque a Nora Lifshitz. En cuanto la conocemos, entendemos por qué el cineasta se sintió artísticamente atraído por este personaje: con su pelo verde, descalza y cubierta de tatuajes y piercings por todo el cuerpo, Nora recorre el territorio en su todoterreno buscando perros, gatos y otras mascotas que se extraviaron al inicio del conflicto. Tal vez la idea de la desaparición del perro de Dar surgió precisamente de la existencia de esta joven, en una búsqueda simbólica de un país que se ha perdido. En una secuencia animada (que recuerda a Waltz with Bashir), el perro de Dar sigue a un niño palestino que lo deja entrar en su casa mientras se escuchan de fondo las bombas de un ataque de las FDI. Así es precisamente como Rosenberg cierra el círculo de la violencia infinita. Amos Gitai, que presentó su película en Venecia, dijo que el cine no da respuestas, pero nos obliga a cuestionarnos lo que ocurre a nuestro alrededor y a no resignarnos a las divisiones.
Of Dogs and Men es una coproducción entre Israel e Italia de Laila Films y Stemal Entertainment con Rai Cinema. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Rai Cinema International Distribution.
(Traducción del inglés)
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