VENECIA 2024 Fuera de competición
Crítica: L’orto americano
- VENECIA 2024: La nueva película de Pupi Avati es un thriller noir gótico totalmente enloquecido, inquietante y ridículo

Resulta bastante difícil hacer un balance general de L’orto americano [+lee también:
tráiler
entrevista: Pupi Avati
ficha de la película], el último largometraje de Pupi Avati, que ha sido presentado como película de clausura en la 81.ª edición del Festival de Venecia, fuera de competición. Se trata de una experiencia cinematográfica extraña, desconcertante y a ratos horrenda y ridícula; una historia ambientada a mediados de los años 40 entre Emilia-Romaña y la ciudad de Davenport, en Iowa.
El protagonista (interpretado por el prometedor Filippo Scotti), al que conocemos en cuanto empieza la película, es un joven psicópata y aspirante a escritor que lleva consigo un álbum de fotos de unos parientes muertos con los que a menudo conversa. En la primera escena, el joven se topa con Barbara (Mildred Gustafsson), una joven enfermera del ejército estadounidense con la que mantiene una breve conversación en la barbería. Bastan esos pocos segundos juntos para que él desarrolle una obsesión por la chica, a quien de inmediato define como “la mujer de su vida”. Un año más tarde, por casualidad —o mejor dicho, mediante un giro narrativo bastante forzado—, vemos cómo el joven vive solo en el Medio Oeste, en una casa contigua a la de la enfermera. La madre de ella (Rita Tushingham) le revela que su hija ha desaparecido misteriosamente tras enterarse de que se iba a casar con un hombre italiano.
Es entonces cuando, en busca de la chica, el protagonista se embarca en una odisea surrealista en la que escucha voces, cava hoyos en el huerto de su anciana vecina y trata de seguir el rastro Barbara de manera errática y obsesiva. Sus investigaciones —y una incursión ilegal en una propiedad privada— pronto lo llevan de regreso a Italia, donde continúa con su búsqueda sin descanso. La historia avanza a un ritmo acelerado y en un deambular constante. Si bien es cierto que esta elección puede resultar fascinante en ciertos aspectos, también hace que todo parezca forzado y poco justificado.
La trama, al menos en la primera parte, logra ser lo suficientemente envolvente. Sin embargo, a medida que avanza, el nivel de suspensión de la incredulidad requerido aumenta vertiginosamente, hasta el punto de caer a veces en lo incomprensible o en la comedia involuntaria. La escena ambientada en la comisaría, en la que vemos a Andrea Roncato en el papel de un comisario de los carabinieri recogiendo la denuncia del protagonista, es quizás el ejemplo más claro del progresivo colapso de la estructura narrativa sobre la que se sustenta la película.
La cinta, que ha sido rodada íntegramente en blanco y negro y cuenta con varios fragmentos de material de archivo a través de los que se marcan los principales cambios de tiempo y lugar, peca de una puesta en escena bastante escueta y poco inspirada. La banda sonora de Stefano Arnaldi, aunque bien lograda y capaz de evocar el cine negro de los años 40 y 50, resulta en ocasiones excesivamente didáctica. Además, la voz del personaje de Arianna (Morena Gentile), evidentemente redoblada en inglés, desentona en términos de autenticidad con respecto al resto de personajes. Y el final, decididamente rocambolesco y enigmático, no responde a la totalidad de las preguntas planteadas a lo largo de la trama.
L’orto americano es una producción íntegramente italiana de DueA Film, Minerva Pictures y Rai Cinema, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de Minerva Pictures.
(Traducción del italiano)
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