Crítica: On Falling
por David Katz
- El primer largometraje de Laura Carreira es una pesimista mirada al trabajo contemporáneo, que sigue a una migrante que trabaja como recolectora de almacén

El antropólogo anarquista David Graeber, conocido por su grito de guerra “¡Somos el 99%!”, es una de las personas que han ayudado a definir la noción de “trabajo de mierda”, que hace referencia a un trabajo que carece de sentido en la economía actual y genera un impacto negativo en la autoestima. La protagonista de On Falling [+lee también:
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entrevista: Laura Carreira
ficha de la película], la ópera prima de Laura Carreira, que se ha estrenado a nivel mundial en la sección Discovery del Festival de Toronto y se proyectará también en San Sebastián, tiene un trabajo que se ajusta perfectamente a esta descripción, ya que consiste en sacar mercancías de las estanterías para preparar pedidos en un almacén al estilo de Amazon. Pero al adoptar el estilo de suave realismo social por el que se caracteriza la productora de la película, Sixteen Films, el contundente término “trabajo de mierda” parece suavizarse a algo más cercano a “trabajo fastidioso”. Y dado que en Yo, Daniel Blake [+lee también:
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ficha de la película], de Ken Loach, el propio Daniel Blake acaba rociando con spray la oficina de empleo en señal de protesta, no sería de extrañar que las vertiginosas estanterías repletas de trastos de On Falling acabaran por los suelos, teniendo en cuenta la rabia que dan tanto a la protagonista como al público.
Carreira, que se basa en parte en su experiencia como estudiante de cine portuguesa residente en Edimburgo, opta por un tono apagado y un ritmo que refleja la monotonía de un horrible día de trabajo, si bien es cierto que los detalles que nos da del mundo real podrían ser más precisos (no se señala en ningún momento en qué parte de Escocia se desarrolla la historia, por ejemplo, aunque deducimos que transcurre en Glasgow), y que no estamos del todo de acuerdo con el derrostismo de la trama: Carreira ni siquiera plantea la posibilidad de que su personaje principal, Aurora (Joana Santos), pueda desarrollar una mayor resiliencia e ingenio.
Sin embargo, el argumento que se plantea en el largometraje es totalmente válido, y es que un trabajo con el que no te sientes en absoluto realizado no es un trabajo. Aurora se pasa la jornada entera —compuesta de dos turnos (de mañana y de tarde) separados por una brevísima pausa para comer en la que los compañeros decepcionan con su falta de conversación— colocando objetos uno a uno en su cesta, y todo ello al tiempo que un rastreador automático controla constantemente su productividad y velocidad. La monotonía es tal que da la sensación de que nos encontramos ante el mismísimo WALL·E al principio de la película de Pixar, sobre todo porque Aurora también recibe notificaciones automáticas felicitándola por sus buenas estadísticas diarias. En cuanto al almacén, podría decirse que está a medio camino entre el interior de un sucio camión de mercancías y un ataúd.
La pregunta que plantea Carreira es: ¿realmente merece la pena tener un trabajo que te hunde en lugar de llenarte? Aurora ve una oportunidad de pasar a un trabajo de asistencia social que parece más satisfactorio, y es entonces cuando Carreira nos muestra convincentemente la baja probabilidad de que la empatía y el altruismo de la protagonista puedan salir a la luz después de que su vida social, sus habilidades interpersonales y su forma natural de ser hayan sido aplastadas por la esclavitud asalariada —por utilizar el clásico término con el que se hace referencia al trabajo por cuenta ajena—. La película tiene similitudes evidentes con Sorry We Missed You [+lee también:
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Q&A: Ken Loach
ficha de la película], de Loach, en la que los trabajos serviles acaban dando paso a la automatización total, pero el gran cineasta británico nos hizo simpatizar más con sus personajes a base de simplemente contarnos más sobre ellos y sus vidas interiores. Durante la escritura del guion, Carreira tomó la temeraria decisión de negar a Aurora la capacidad de acción que otros directores podrían haberle concedido, pero la impresión que queda es que el personaje está incompleto.
Para generalizar sobre el realismo social en su conjunto, cualquier director que aborde este tema en su película debe convencernos de algo que hayamos dado por sentado o pasado por alto, o confirmar nuestros prejuicios con una minuciosa atención al detalle y un argumento más agudo del que podríamos expresar nosotros mismos. A ningún espectador le faltará compasión por la difícil situación de Aurora, y a pocos les sorprenderán las desigualdades de su desafortunado empleo —On Falling no deja de ser una película de protesta bienintencionada que clama por mejores condiciones de vida—, pero la película da la sensación de ser un primer acto propenso a confundirse con una historia de larga duración, una obra a la que le falta un momento de catarsis con el que sentir la necesidad de levantar el puño en lugar de limitarnos a asentir con la cabeza.
On Falling es una coproducción del Reino Unido y Portugal, de la que se han encargado Sixteen Films y BRO Cinema. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Goodfellas.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 24/09/2024: San Sebastian 2024 - On Falling
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© 2024 Dario Caruso for Cineuropa - @studio.photo.dar, Dario Caruso
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