16/09/2024 - El nuevo largometraje de Carlos Marques-Marcet es una exploración formalmente inventiva de las percepciones de la muerte, puntuada por secuencias musicales y de danza moderna

En el primer plano de Polvo serán [+lee también:
tráiler
ficha de la película], una música coral sirve de telón de fondo a una anciana que intenta liberarse mientras es acorralada y empujada por familiares y sanitarios, hasta que todos parecen sumirse en una poética danza moderna. Así comienza el último largometraje de Carlos Marques-Marcet, coescrito por el director junto con Coral Cruz y Clara Roquet, que apuesta (y acierta) por la sinceridad y la extravagancia. El último drama del cineasta, que también es en parte opereta y está repleto de danza contemporánea, se estrenó mundialmente en la sección Platform de Toronto, donde ha conseguido el máximo galardón en la sección: el Premio TIFF Platform 2024. El cineasta español irrumpió en la escena cinematográfica en 2014 con su ópera prima 10.000 km [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Carlos Marques-Marcet
ficha de la película], que también comienza con un plano secuencia.

La mencionada anciana es Claudia (una versátil y fascinante  Ángela Molina), una enferma terminal que vive con su pareja de toda la vida, Flavio (Alfredo Castro), y con su hija adulta, Violeta (Mònica Almirall), una mujer cariñosa pero profundamente preocupada. Con el pretexto de la boda de la pareja, Claudia y Flavio reúnen a Violeta y a sus otros dos hijos adultos, Manuel (Alvan Prado) y Lea (Patricia Bargello), para una última celebración, ya que pretenden viajar a Suiza para practicar el suicidio asistido: Claudia, por su enfermedad terminal, y Flavio, por su deseo de no vivir sin su amada.

El sutil surrealismo de las secuencias de baile y canto de la película recuerda a la película de marionetas chilena Los hiperbóreos, de Cristóbal León y Joaquín Cociña (presentada este año en la Quincena de Cineastas de Cannes), ya que ambas resultan alienantes hasta el punto de evocar una curiosidad genuina a través de un estilo y una forma únicos. Estos momentos esporádicos se manifiestan desde el punto de vista de Claudia, a menudo inmersa en espacios llenos de gente en los que permanece a solas con sus pensamientos. Coreografiadas por Marcos Morau y Le Veonal, las actuaciones grupales tienen un cierto carácter espasmódico y deliberadamente inestable, como si formaran parte de una gran máquina sin engrasar que se desplaza lentamente hacia abajo. Sin embargo, estos momentos son escasos, y Marques-Marcet los convierte en una sorpresa cada vez que aparecen, siendo la falta de coherencia el mayor obstáculo para su fuerza emocional.

Es difícil no pensar en películas recientes como Stray Bodies [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Elina Psykou
ficha de la película], de Elina Psykou (estrenada en CPH:DOX), que habla de una mujer con ELA que ya no puede expresarse verbalmente y busca su idea de una muerte digna a través del suicidio asistido en Suiza. Sin embargo, Polvo serán se deleita en su honestidad y en su enfoque desenfadado de la muerte, abordando frontalmente y a través de una lente de ficción muchos acuerdos sociales tácitos en torno a la idea de la muerte. “Piensa en una lista de reproducción para morir”, recomienda alegremente Inger (Manuela Biedermann), la asistente de eutanasia suiza.

La idea de que la muerte es inevitable al final de la película no es ninguna sorpresa. Lo realmente interesante es lo que aprendemos a través de la reacción de cada personaje ante este concepto. Mientras Violeta suplica en vano y llora dos muertes que aún no se han producido, Claudia acepta plenamente su fallecimiento y Flavio se debate entre lo que le dicta su cerebro y su corazón a la hora poner fin prematuramente a su vida. El último trabajo de Marques-Marcet resulta intrigante hasta sus últimos fotogramas, incluso bien entrada la secuencia de créditos finales, aunque el título es una alusión no demasiado sutil al estado final previsto para la pareja.

Polvo serán es una coproducción entre España, Italia y Suiza, producida por la barcelonesa Lastor Media, la romana Kino Produzioni y la ginebrina Alina Film. Latido Films gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)