Crítica: Front Row
por Olivia Popp
- El 19.° largometraje del prolífico director argelino Merzak Allouache es una comedia social llena de momentos incómodos sobre dos familias rivales en la playa

Tras casi medio siglo de películas en su haber desde que realizó la primera, Omar Gatlato (1976), el prolífico director de cine argelino Merzak Allouache vuelve al Festival de Toronto (tras Divine Wind [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película], TIFF 2018) con su decimonovena película, Front Row. En esta comedia de vivos colores, cuyo estreno mundial tuvo lugar en la sección Centrepiece del festival, presenciamos las consecuencias de la rivalidad entre dos matriarcas enemigas cuando ambas llevan a sus familias a pasar el día en la playa. Front Row tiene cualidades que agradan al público familiar, especialmente a quienes están familiarizados con este tipo de situaciones, pero por lo demás, su intención de hacer reír no llega a buen puerto.
Despertándose prácticamente al amanecer, Zohra Bouderbala (Fatiha Ouared) y sus cinco hijos se dirigen a la playa para disfrutar de un día soleado de relajación, intentando llegar los primeros para asegurarse de un lugar privilegiado a primera línea del mar, bajo un conjunto de sombrillas y telas que bloquean los rayos UV. A pesar de llegar a una playa abarrotada, Safia Kadouri (Bouchra Roy) y su familia, igual de numerosa, convencen al joven y persuasivo socorrista de la playa Hakim (Nabil Asli) para que les conceda un sitio justo enfrente de los Bounderbalas, lo que desencadena una pelea verbal y física en la playa entre las dos familias rivales. El amor florece entre los hermanos mayores de cada familia, mientras que surge el caos cuando aparece el amante de Zohra, Lounès (Idhir Benaïbouche) y parece su marido Mokhtar (Kader Affak), avivando las llamas del drama.
Front Row no llega nunca a ser una comedia absoluta, pero desde el principio, Allouache pone todo su empeño en hacer que su mundo sea lo más estridente posible, sin alejar demasiado la película del realismo, con una fotografía de estilo relacionado habitualmente con el drama a cargo de Mohamed Tayeb Laggoune. Los Bouderbalas hacen todo lo posible, incluso cortar verduras y cocinar carne, para una comida familiar entera bajo las brillantes y coloridas sombrillas, hechas para encajar en un esquema visual excesivamente saturado (el director nos pide que no nos tomemos las disputas demasiado en serio). Una pelea a mitad de película que manda a todos los adultos a la comisaría de policía hace que las familias caigan unas sobre otras con una sensibilidad propia de Tati, aunque Allouache emplea poco humor físico. Esta mezcla de géneros resulta un poco desagradable, dejando al espectador con una risita sin resolver en lugar de una verdadera carcajada.
La música estilo Muzak (con una extraña calidad basada en MIDI), en una banda sonora de David Hadjadj y Jérôme Perez acompañando las secuencias, actúa más como casi efectos de sonido que como una partitura tradicional. Aunque esta elección encaja de algún modo con los elementos visuales brillantes y alegres y, el tono narrativo de la película a menudo resulta intrusiva, como si en las escenas de inicio estuvieran grabadas risas como en una comedia de televisión. Sin embargo, Front Row también da un giro drástico en su tono hacia el drama, cerca de su desenlace, con la intención de reflexionar de manera más profunda sobre lo que la película dice acerca de la sociedad argelina: sobre los dramas interfamiliares, los amantes desafortunados y el sueño de abandonar el sistema sociopolítico de la nación al emigrar. Aunque estos elementos llegan demasiado tarde en la película para poder causar un impacto, plantean preguntas sobre las intenciones de Allouache desde el principio: quizás esta incómoda comedia se interprete mejor como un drama social con toques de humor.
Front Row es una coproducción de Baya Films (Argelia), Alpha Tango Studio (Argelia) y Les Asphofilms (Francia), con el apoyo de Red Sea Fund (Arabia Saudí).
(Traducción del inglés por Paula López Pastor)
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