SAN SEBASTIÁN 2024 Competición
Crítica: Los destellos
por Júlia Olmo
- Pilar Palomero presenta una película devastadora y hermosa protagonizada por una emocionante Patricia López Arnaiz sobre el final de la vida y su continuidad
No miramos nunca de frente a la muerte. Hay que saber que tenemos fecha de caducidad, que todo tiene un final, tener presente que nos puede pasar, nos recuerda un personaje de Los destellos [+lee también:
tráiler
entrevista: Pilar Palomero
ficha de la película], la nueva película de Pilar Palomero, basada en la novela de la escritora vasca Eider Rodríguez, Un corazón demasiado grande, y que se presenta ahora a competición en el 72.° Festival de San Sebastián.
Protagonizada por Patricia López Arnaiz, Antonio de la Torre, Julián López y la debutante Marina Guerola, la película cuenta el reencuentro inesperado de la que un día fue una familia al enfermar uno de sus miembros. A pesar de haber rehecho su vida y llevar años alejada de su exmarido, la vida de Isabel da un vuelco el día en que su hija le pide que lo visite regularmente, al padecer éste una enfermedad terminal. A partir de ahí, Palomero narra el proceso de acompañar a un ser querido (o al que una vez lo fue) en la muerte, el tiempo que queda hasta que ésta suceda, sobre todo cuanto hay en ese proceso, los momentos de amargura y también de efímera felicidad, el intento de despedirse lo mejor posible (o, por lo menos, dignamente) de la persona amada, todo cuanto una muerte deja atrás, lo que fue y ya no es, lo que podría haber sido y ya no será, todo lo que se va con esa persona que muere. A través del emocionante personaje de Arnaiz, la película también habla de la posibilidad de la generosidad humana, de la humanidad, de la capacidad de empatía y verdadera solidaridad de las personas. La relación que tuvo con el padre de su hija terminó mal, pero ella decide volver acercarse a él y acompañarlo en ese proceso de morir, tratando de dejar a un lado lo que pasó entre ellos.
Precisamente, en esa sutileza a la hora de contar esa relación sentimental torcida reside uno de los grandes aciertos de la película. Palomero utiliza con lucidez el fuera de campo y nunca cuenta explícitamente qué sucedió exactamente entre esa pareja, solo nos da entender que el personaje de ella ahora ve al otro (un sorprendente de la Torre en una interpretación alejada de sus registros más habituales) como a un desconocido, que de no ser por las circunstancias, no querría saber nada más de él, pero que a pesar de ello, acaba estando ahí. Esa humanidad que recorre la película también procede de la cercanía y la verdad que transmite su reparto protagonista, de la ternura, la delicadeza y la belleza -una belleza desgarradora y por momentos mágica- con la que la directora filma esos momentos de tristeza y fugaz alegría, de un pasado que se aleja, un presente que se va y un futuro que ya no será. Porque, al final, la película es eso, destellos de vida y muerte, la vida con sus precarios momentos, buenos y malos, cuando la muerte está cerca.
Los destellos es una película conmovedora, devastadora y hermosa, que remueve en lugares profundos, sobre el final de la vida y su continuidad. La película de una directora capaz de narrar con una sensibilidad singular, con honestidad, sencillez, contención y sin afán de pretenciosidad, historias humanas, de captar en imágenes esos destellos, lo que de verdad importa de la vida.
Los destellos es una coproducción de Mod Producciones e Inicia Films, cuyas ventas internacionales están a cargo de Film Factory.
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