Crítica: Triumph
por Mariana Hristova
- El cuarto largometraje de los búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov es una comedia absurda llena de suspense que cartografía las borrosas ambiciones proféticas de un inseguro país en transición

Imagina a un niño, lo suficientemente mayor como para sobrevivir por sí solo, pero dependiendo aún de mentores y de guías externos para darle un sentido a su existencia. Así era Bulgaria, en el agitado año 1990, justo después de la caída de su régimen comunista. Un país paralizado por el miedo a un futuro desconocido donde se reeligió al partido comunista en sus primeras elecciones democráticas en medio del hundimiento de la que una vez fue todopoderosa, dictatorial, e incluso madre protectora, la URSS. Después de estos eventos históricos y revolucionarios, marcados por una espeluznante incertidumbre, una operación militar secreta tuvo lugar a tan solo 30 km de Sofía, con el oscuro objetivo de desenterrar una cápsula, supuestamente colocada allí por una civilización extraterrestre. Estos sucesos místicos, cómicos y vergonzosamente basados en hechos reales, a partes iguales, constituyen la base del tercer capítulo de la trilogía de Kristina Grozeva y Petar Valchanov (precedida por La lección [+lee también:
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entrevista: Petar Valchanov, Kristina …
ficha de la película]), inspirada en artículos de periódico sensacionalistas. Tras celebrar su estreno mundial en la sección Platform del Festival de Toronto y siendo seleccionada como la representante búlgara para los Óscar de 2025, Triumph [+lee también:
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ficha de la película], probablemente sea la película más radical del dúo, en términos de estética y narrativa. Ahora está entre las películas más destacadas de la competición del 42.º Festival de la Rosa de Oro en Varna, junto con otras 15 aspirantes más.
Entender la trama de Triumph será difícil sin leer primero la sinopsis. Una mujer de pelo rizado deambula por un campo, lanzando conjuros extraños, mientras un grupo de hombres uniformados escuchan, obedecen y realizan rituales extraños que ella dicta con la ayuda de un vocabulario críptico, lleno de términos peculiares como “desactiminar” y “reflector enérgico”. Poco a poco, los participantes con ropa monocromática comienzan a revelar sus rostros y personajes dentro de este entorno inusual y dramatúrgico: la hechicera es Nyagolava (Margarita Gosheva). El psíquico de la corte del líder de la operación, el general Zlatev (Ivan Savov) quien entra en trances en momentos clave, asegurando ser un conducto de la Asamblea Galáctica. ¿Qué mensaje transmite? Que Bulgaria está destinada a desempeñar un papel crucial cambiando el orden del mundo y hará que la humanidad triunfe. Una profecía que se hará realidad si encuentran la cápsula. Este gran anuncio hace que incluso el escéptico coronel Platnikov (Julian Vergov) caiga en un estado de euforia. Además, Nyagolova identifica a su emocionalmente inestable hija, Slava (Maria Bakalova), como una chica con habilidades sobrenaturales, llevándola a rendirse en su influencia, tanto espiritual como erótica. Más allá de la historia paranormal, que poco a poco va resultando ser mera charlatanería, la vida en el campamento militar resulta ser más bien mundana, con alguna trama para animar las cosas, donde se desafiará la autoridad de Nyagolova y se afirmará la fortaleza de la energía femenina de Slava.
El contexto nacional que subyace en la trama es amplio y complejo, pero lo que sin duda merece la pena mencionar es su reflejo de la práctica real y extraoficial de la antigua élite política comunista búlgara de consultar a adivinos. Grozeva y Valchanov ya exploraron en The Father [+lee también:
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ficha de la película], ganadora del Globo de Cristal, la fascinación local por el ambiguo esoterismo, aunque en un entorno más familiar. El siempre convincente Ivan Savov actúa con un vínculo crucial en las dos obras: en The Father, interpreta a un hombre en duelo que habla sobre cuerpos astrales ascendiendo al más allá mientras cree que su recientemente difunta esposa le llama desde la eternidad. En cambio, en Triumph, su personaje queda cautivado por la promesa extraterrestre sobre un descubrimiento monumental. Ambas películas revelan una sutil psicología popular, pero en Triumph, se exploran excentricidades locales a gran escala, provocando una generalización más amplia. Con su historia, a menudo difícil de descifrar, la película más monocromática de los directores, y la más estrictamente anclada en el principio de unidad de tiempo y lugar, corre el riesgo de ser malinterpretada. Sin embargo, el enfoque dramatúrgico de desarrollar poco a poco la trama, mientras deja vacíos en el rompecabezas general, despierta una curiosidad que invita a los espectadores a completar el final por sí mismos, como un juego interactivo.
Triumph es una producción búlgara de Abraxas Film, en coproducción con la griega Graal Film.
(Traducción del inglés por Paula López Pastor)
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