SAN SEBASTIÁN 2024 Competición
Crítica: Mi única familia
por Cristóbal Soage
- El maestro británico Mike Leigh vuelve con un drama familiar en el que están presentes los mejores rasgos de su cine y que conecta directamente con el estado emocional del mundo actual
Mike Leigh es un experto en retratar las realidades más profundas y sutiles, que se desarrollan en paralelo a los acontecimientos aparentemente intrascendentes del día a día. Esto es un hecho que cualquiera que se haya acercado a su cine ha podido comprobar en múltiples ocasiones. Y por eso no sorprende que Mi única familia [+lee también:
tráiler
ficha de la película], con la que compite por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián sea eso, un bisturí afilado que corta profundo para llegar, sin aparente esfuerzo, al centro mismo de un potente torbellino emocional.
En la película todo gira alrededor de Pansy, en cuya piel se mete con una naturalidad arrolladora la magnífica Marianne Jean-Baptiste. Pansy es una mujer en continuo conflicto con la vida, no soporta a su marido y le desespera la actitud derrotista de su poco hablador hijo. No tiene ningún problema en montar un escándalo en cualquier contexto, poco importa que los perjudicados por su furia sean las clientas del supermercado que hacen cola en la caja detrás de ella o la joven médica que sustituye a su doctor habitual. La verdad es que la mujer hace todo esto con gracia, sus batallas dialécticas están llenas de frases ingeniosas que producen carcajadas, a pesar de que para quien las recibe pueden ser verdaderamente hirientes. De todos modos, es difícil enfadarse con ella. Leigh se las apaña sin esfuerzo para hacernos ver que la actitud de su protagonista no es gratuita, hay dentro de ella un dolor insoportable que irradia a todo y a todos los que la rodean. Un dolor que solo su hermana parece capaz de comprender.
Cuando la actitud de Pansy amenaza con desesperar no solo a su entorno, sino también a los espectadores, se produce un momento emocionantísimo en el que todos los escudos de la mujer se vienen abajo y se revela su verdadera naturaleza. No es el odio o la rabia lo que mueven a Pansy, es un amor quizás algo furioso, probablemente enfermo a causa de no haber recibido los cuidados necesarios, pero amor al fin y al cabo. Y aunque la situación de esta mujer es particular, a pesar de que la película centra todos sus esfuerzos en retratar con detalle los rincones íntimos de su existencia, su conflicto interior resuena de forma universal. En un mundo hiperconectado y en constante cambio no es extraño sentir, paradójicamente, una sensación de desconexión y extrañamiento con todo lo que nos rodea, empezando por nosotros mismos.
Con la ayuda más o menos consciente de su familia, Pansy se da cuenta de que ha alcanzado el límite y se produce en ella un cambio que la lleva a tomar decisiones para enderezar su rumbo. El guion y la cámara de Leigh trazan este recorrido con un respeto reverencial por sus criaturas. La extrema sensibilidad del cineasta nos introduce en las dinámicas de esta familia tan normal y tan extraña como cualquier otra. Por ello, cuando la película enfila sus últimos minutos, la conexión con los personajes es absoluta, sentimos como propios los rayos de esperanza que empiezan a vislumbrar y solo podemos desear que sean capaces de alcanzar la felicidad que se merecen. Una vez más hay que rendirse ante la honesta sensibilidad de Mike Leigh y celebrar que un cineasta de su recorrido siga en plena forma, contando historias importantes que dialogan sin ambages con nuestro presente.
Mi única familia es una coproducción entre las británicas StudioCanal, Film4 y la española The Mediapro Sudio. Cornerstone se encarga de sus ventas internacionales.
Galería de fotos 26/09/2024: San Sebastian 2024 - Hard Truths
7 fotos disponibles. Desliza hacia la izquierda o la derecha para verlas todas.