04/10/2024 - Pablo Agüero se acerca a un singular episodio de la vida de Antoine Saint-Exupéry, un combate épico que forjó una amistad

Corre el año 1930, y nos encontramos en los Andes argentinos, concretamente en los hangares de la Aéropostale. Para Henri Guillaumet (Vincent Cassel) y Antoine Saint-Exupéry (Louis Garrel), repartir el correo sorteando obstáculos tan imponentes como las montañas es una verdadera vocación, por la que tienen la firme intención de luchar hasta el final, cueste lo que cueste. Esta es la lucha casi atemporal que Pablo Agüero describe en Saint-Ex [+lee también:
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ficha de la película], su película de aventuras con tintes oníricos, que ha sido seleccionada en la competición oficial del Festival Internacional de Cine Francófono de Namur (FIFF).

Tras labrarse un nombre con películas como Eva no duerme [+lee también:
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ficha de la película], que giraba en torno a los restos de Eva Perón, y su más reciente Akelarre [+lee también:
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entrevista: Pablo Agüero
ficha de la película], un drama histórico ambientado en el País Vasco a principios del siglo XVII con el que recibió nada más y nada menos que cinco Goya, el cineasta francoargentino vuelve a viajar en el tiempo, pero esta vez aterriza en suelo —y cielo— argentino. De hecho, la película comienza en el aire, durante un vuelo lleno de turbulencias en el que los pilotos ponen a prueba los límites de su avión. En estas máquinas rudimentarias, donde todo se controla manualmente, cada pequeño movimiento importa, y la relación que se tiene con el vuelo es extremadamente física. Esta primera secuencia, que está bañada en una luz casi surrealista, nos invita a ser testigos de una verdadera coreografía en la cabina, la cual nos acerca a más no poder a la audaz hazaña emprendida por estos dos hombres.

También se trata de una oda al mentor, pronunciada en voz en off por Saint-Exupéry. Al igual que la escena inicial centrada en los dos hombres, la totalidad de la película presenta el aspecto de una fábula —por no decir un juego de sombras— que evoca las siluetas de los aviones al destacarse sobre el cielo. Los protagonistas indiscutibles de la película son los dos hombres, que mantienen una especie de bromance anacrónico alimentado por la admiración y el puro regocijo del valor, pero Noëlle Guillaumet (Diane Kruger), la esposa de Henri, también contribuye a la causa de salvar la Aéropostale desde tierra firme. Porque entre los vuelos heroicos que evocan esas fantásticas cabalgadas por el Viejo Oeste, los dos hombres se resisten a las grandes empresas que amenazan con cerrar la compañía aérea a la que le hacen la competencia los servicios ferroviarios, y lo hacen con la misma intensidad con la que se resisten a la propia ciencia a base de poner a prueba su ingenio mecánico con el fin de superar los propios límites de sus aviones. Esta creatividad técnica, combinada con su intrepidez, les impulsa “cada vez más rápido y cada vez más lejos, pero siempre juntos”.

Agüero toma la decisión de no contextualizar el personaje de Saint-Exupéry, de escarbar hasta la verdad de su profundo apego a Guillaumet, rindiendo así homenaje a su valor y lealtad. En cuanto a las decisiones artísticas (la fotografía casi surrealista, los decorados recortados, la música que suena para señalar emociones inminentes, etc.), no cabe duda de que contribuyen a subrayar el lado simbólico de la historia, dotándola en algunos momentos de tintes casi místicos con los que da la sensación de que se tiende a una cierta abstracción de los sentimientos.

Saint-Ex ha sido producida por Cheyenne Fédération (Francia), y coproducida por Single Man Productions (Francia) y Frakas Productions (Bélgica). Las ventas internacionales corren a cargo de StudioCanal, que también supervisará la distribución en Francia, donde la película se estrenará el 11 de diciembre, mientras que O'Brother Distribution gestionará la distribución en Bélgica en la misma fecha.

(Traducción del francés)