Crítica: Hey Joe
por Camillo De Marco
- James Franco protagoniza la película de Claudio Giovannesi ambientada en el Nápoles de 1971, que ofrece bellos momentos líricos pero no personajes estudiados en profundidad

“He estado en tres guerras. En Europa, en Corea y en Vietnam”. El personaje de Dean Barry que James Franco encarna en Hey Joe [+lee también:
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ficha de la película], el nuevo trabajo de Claudio Giovannesi, encaja perfectamente con la imagen de veterano de guerra que nos hemos formado como consecuencia del cine clásico estadounidense al que estamos acostumbrados. Es alcohólico, padece una depresión crónica y está separado de una esposa a la que no le puede pagar la pensión alimenticia y que ahora quiere quedarse con la casa donde vive en Nueva Jersey. Es 1971, y es una carta de la Cruz Roja que no se llegó a entregar hace años lo que despierta al protagonista de su letargo provocado por el estrés postraumático. La carta informa de la muerte de una mujer en Italia, una mujer que dejó un hijo llamado Enzo.
La película, que se estrenó en la sección Grand Public de la Fiesta del Cine de Roma, se inicia con imágenes de soldados estadounidenses ocupantes deambulando entre los escombros y la miseria de la Nápoles de 1944, una ciudad arrasada por los bombardeos de los Aliados. Un largo flashback nos da a conocer la breve historia de amor entre el soldado Dean Barry y la joven Lucia. Más de 25 años después, Dean está dispuesto a vender su preciado Mustang de 1966 para regresar a los Quartieri Spagnoli de Nápoles y conocer al hijo que no sabía que tenía. El veterano se encuentra con una ciudad que parece no haberse recuperado de la guerra. En su búsqueda de Enzo lo ayuda la prostituta Bambi (“Bambi es un hombre”, le advierte), interpretada por una brillante Giulia Ercolini, con quien Dean forjará una relación cada vez más profunda. Pero el encuentro con Enzo (el joven Francesco Di Napoli) resulta ser doloroso. El chico forma parte del crimen organizado local y creció bajo la sombra de un padrastro, el despiadado don Vittorio (Aniello Arena). Dean intenta de todo para ganarse primero la confianza y luego el afecto de su hijo: paga sus deudas de juego, lo ayuda en el contrabando de cigarrillos y alcohol, e incluso compra con dinero su libertad, ya que “pertenece” al jefe de la mafia. “No tengo opción, estoy obligado, es mi vida”, responde Enzo a su padre, que le propone “empezar de nuevo juntos” en América.
Giovannesi ofrece bellos momentos líricos, como cuando Dean y Enzo se muestran mutuamente las heridas en la piel, causadas por la guerra y por la calle, respectivamente. Pero tal vez no hay lugar para los sentimientos. El romanticismo del veterano, ilusorio y autosalvador choca con el pragmatismo concreto del criminal napolitano, y el choque cultural con un país que está perdiendo la guerra de Vietnam y consolidando la idea del consumismo no puede ser más evidente. Lamentablemente, el guion, escrito por el director junto con Maurizio Braucci y Massimo Gaudioso, cae en algunas simplificaciones y no logra profundizar lo suficiente en los personajes, de modo que deja al espectador con una sensación de falta de resolución que el final conciliador no redime. En esta película inspirada en una historia real, o quizá en una leyenda contada en los Quartieri Spagnoli, la relación padre-hijo resume el vínculo entre dos tradiciones cinematográficas. Los antihéroes de la Nueva Hollywood de los años 70, creados por Paul Schrader, John Schlesinger, Hal Ashby, Martin Scorsese, F. F. Coppola, Oliver Stone y compañía, se destilan en el personaje marginado de James Franco y contrastan con el neorrealismo italiano, La piel de Curzio Malaparte (llevada al cine por Liliana Cavani) y los retratos socioantropológicos sobre la camorra que llegaron posteriormente. El director de fotografía Daniele Ciprì logra el milagro de guiar la transición cromática y fusionar los reflejos y la tonalidad de ambas cinematografías con intensidad y expresividad.
Hey Joe ha sido producida por la productora italiana Palomar junto con Rai Cinema, en colaboración con Vision Distribution, Sky y Netflix. Vision se encarga de las ventas internacionales y distribuirá la película en Italia a partir del 28 de noviembre.
(Traducción del italiano)
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