Crítica: Mai parlarem de nosaltres
por Júlia Olmo
- Raimon Valls presenta una interesante e irregular ópera prima sobre la complejidad y las contrariedades de la amistad en la adolescencia
¿Qué significa separarte de una amistad que te ha acompañado siempre? ¿Poner distancia en una relación que es esencial en tu vida? ¿Hay cosas que no se han dicho nunca en esa relación? ¿Secretos? ¿Mentiras? ¿Intenciones no cumplidas? ¿Cómo afrontar el rencor hacia el otro? ¿Cómo perdonar algo que te ha hecho daño? ¿Cómo seguir adelante a pesar de todo ello? ¿Por qué seguir adelante? Estas son algunas de las preguntas que plantea Mai parlarem de nosaltres [+lee también:
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ficha de la película], la ópera prima de Raimon Valls, que se proyecta en la Sección Informativa de la Mostra de València.
Protagonizada por Berta Galo y Paula Vicario, y con la colaboración de Mònica Pérez y Jordi Ríos, la película cuenta la historia de una amistad a través de un fin de semana. Dos amigas adolescentes pasan juntas el último fin de semana antes de que una de ellas se marche a vivir a Francia para iniciar una carrera artística. Durante esos dos días, una serie de acontecimientos pondrán a prueba la fortaleza de su amistad. A través de ese fin de semana, Mai parlarem de nosaltres habla de la complejidad y las contrariedades de la amistad, de los conflictos que suele haber en ella, de los silencios, las cosas no dichas, los vacíos, las dudas, las inquietudes, los miedos, la capacidad de amar y también herir (a veces sin ser conscientes de ello o sin querer hacerlo), los sentimientos enfrentados de las personas que conforman esa amistad.
La propuesta de contar esa relación a través de un fin de semana es interesante como punto de partida. Ello le permite al director y guionista profundizar en esas complejidades, en las zonas de sombra, de esa amistad. También, por momentos, alcanzar ese tono íntimo y cercano que se propone. Hay secuencias en las que consigue reflejar esa intimidad, plasmar las tensiones, las fortalezas y las debilidades que puede haber en todo vínculo de amistad (especialmente, en una lograda discusión en la que se revelan esas paradojas y contradicciones), y, con ello, alcanzar cierta emoción y cierta magia. La forma de narrar del director es sencilla, honesta, no hay artificio ni afán de pretenciosidad, también es capaz de plasmar la forma de relacionarse de una generación, sus maneras de comunicarse y vincularse entre ellos, las emociones (a menudo contradictorias) únicas de la adolescencia y la primera juventud. El problema reside en que en esa sencillez también hay una voluntad de sobreexplicación, de búsqueda de un mensaje, que termina resultando en una película demasiado explícita, evidente, prefabricada, y con cierto punto moralista. La música (que marca los momentos dramáticos y de cierta emoción) tampoco ayuda a aligerar esa debilidad, recreándose con ella en ese sentimentalismo fácil y en cierta estética de videoclip demasiado trillada y reiterativa.
A pesar de sus propuestas interesantes, Mai parlarem de nosaltres termina siendo una película demasiado irregular, demasiado manida, tanto en su forma como en su fondo, cuyo mensaje también acaba resultando demasiado obvio, fácil y complaciente. Tal vez su mayor virtud resida en esa empatía y esa ternura que transmite hacia sus personajes, su forma de contarlos sin juzgarlos, y, con ello, en esa humanidad, esa verdad que también consigue reflejar, en ese canto a la complicidad única de la amistad en la adolescencia que al final alcanza.
Mai parlarem de nosaltres es una producción de Tramuntana Brava Films.
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