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PELÍCULAS / CRÍTICAS Francia

Crítica: La vallée des fous

por 

- Jean-Paul Rouve brilla en lo nuevo de Xavier Beauvois, una cinta clásica y emocionante sobre un hombre al borde del precipicio que empieza una vuelta al mundo en velero... en su jardín

Crítica: La vallée des fous
Jean-Paul Rouve en La vallée des fous

"Eres ridículo y patético". A veces, algunas vidas atrapadas en las espirales negativas alimentadas de heridas reales, obstinadas debilidades y autocompasión anestesiada por la adicción llegan a un punto de no retorno en el que solo se les abren dos caminos: la desintegración o la redención. Así como en el caso del protagonista del simple y emotivo La vallée des fous [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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, la novena película de Xavier Beauvois (premiado en Cannes en 1995 y 2010, y presente dos veces en la competición de Venecia y una vez en Berlín en 2021), que se estrena en los cines franceses el 13 de noviembre por Pathé.

"Se lo tiene merecido. ¿Sigue bebiendo tanto?" Para su hijo Ferdinand (Joseph Olivennes) quien se ha distanciado de él desde hace tres años, Jean-Paul (Jean-Paul Rouve) es totalmente irrecuperable. Hay que decir que el gerente y chef del restaurante Les 40èmes rugissants en Fouesnant, en la costa bretona, acumula decepciones: su vida privada está en ruinas como viudo que cría solo a la joven Camille (Madeleine Beauvois), su negocio familiar al borde de la quiebra donde se vio obligado a mudarse tras la venta forzosa de su casa, y su gran inclinación por la bebida dificulta la relación con quienes lo rodean ("¿por qué me miran así? ¿Por qué nadie cree en mí?), incluso en su propio padre (Pierre Richard) quien vive bajo el mismo techo.

En pocas palabras, Jean-Paul, quien no es un mal tipo, está en el fondo del pozo y ahoga el reflejo de sus fracasos en vodka. Sin embargo, en su interior, suena con la aventura y lo imaginario, las fantasías proyectadas en el Vendée Globe, la famosa regata en solitario alrededor del mundo, un evento en el que ya ha participado a su manera, desde el ordenador, a través de Virtual Regatta (que reúne 1 millón de internautas). Pero esta vez, decide lanzarse a la prueba virtual (dotada de 150 000 euros para el ganador) con unas condiciones muy especiales: sin descender nunca durante tres meses del barco que adorna el jardín del restaurante. ¿Capricho desesperado de un alcohólico? ¿Un proyecto descabellado? Jean-Paul se prepara como un profesional (aerogenerador, panel solar, raciones, material médico, etc.) bajo las miradas dubitativas pero amantes de su padre y de su hija. Y llega el día de la partida…

El guión a la vez audaz y clásico de esta historia desarrollada en un espacio reducido (principalmente en el interior del barco y del restaurante con vistas al jardín), escrito por el director junto a Gioacchino Campanella y Marie-Julie Maille, ofrece al excelente Jean-Paul un papel muy emotivo (especialmente en las escenas de abstinencia) y crea un bonito relato positivo sobre la introspección, la comunicación, la reconciliación y la familia ("creía que daba la vuelta al mundo, pero en verdad estaba dando la vuelta a su mundo"), con un trasfondo de pasión por la vela (Jean Le Cam y Michel Desjoyeaux interpretándose a sí mismos) y de responsabilidad ecológica. Nuevos sabores para un cineasta que ha salido de su zona de confort cinematográfica ("la pasión y la determinación pueden llevarnos a los rincones más inesperados"), al igual que el mítico navegante Bernard Moitessier quién tomó la tangente por "ser feliz en el mar y quizás por salvar su alma también".

La vallée des fous ha sido producida por Les Films du Worso y coproducida por France 3 Cinéma, Les films du Monsieur y Pathé, quienes gestionan las ventas internacionales.

(Traducción del francés por Tiffany Diago Navarro)

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