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ARRAS 2024

Crítica: White Courage

por 

- El polaco Marcin Koszałka firma una imponente obra sobre una oscura y poco conocida página de la historia, en la que los lazos de sangre se pusieron duramente a prueba

Crítica: White Courage
Filip Plawiak en White Courage

“No puedo prohibirte que bailes con alemanes, hermano, pero sí que te puedo asegurar que no lo haré contigo. Me niego a que nos convirtamos en unos traidores”. Es en plena Segunda Guerra Mundial, en las estribaciones de los montes Tatras de la región de Podhale, al sur de Polonia, donde el talentoso cineasta y director de fotografía polaco Marcin Koszałka ha decidido adentrarse con White Courage [+lee también:
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, su segundo largometraje de ficción tras el aclamado The Red Spider [+lee también:
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, que se estrenó en la competición oficial del Festival de Karlovy Vary de 2015.

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Este ambicioso y espectacular retrato romántico e histórico abordado desde el punto de vista de la familia, que ha sido galardonado con múltiples premios en el Festival de Gdynia, ha tenido un éxito indiscutible en los cines del país (con una recaudación de 1,2 millones de euros) y se ha estrenado en la competición oficial del 25.º Arras Film Festival, explora el paradójico destino del pueblo de los highlanders, un conjunto de clanes locales unidos por su cultura y por tradiciones que han perdurado a pesar de la agitación geopolítica europea. Pero esta solidaridad se ve socavada por la invasión nazi, ya que por las venas de los highlanders corre sangre germánica milenaria.

Es precisamente el período previo a la guerra el escenario en el que transcurre esta historia, que gira en torno a verdaderos lazos de sangre y a un drama familiar: Jedrek (Filip Plawiak) y Bronka (Sandra Drzymalska) están enamorados (de hecho, la joven está embarazada de él en secreto), pero la férrea voluntad de sus padres, que lideran los clanes Zawrat y Wetula, respectivamente, conduce a un matrimonio de conveniencia entre Bronka y el hermano mayor de Jedrek, Maciek (Julian Swiezewski). Jedrek, al que le apasiona el alpinismo, causa indirectamente la muerte de su padre en una avalancha y se exilia en Cracovia, donde se convierte en una especie de artista de circo al que llaman “el hombre volador” porque escala catedrales con sus propias manos. Es entonces cuando en la vida de Jedrek entra Wolfram von Kamitz (Jakub Gierszal), un alemán igualmente aficionado a escalar y conquistar cumbres nevadas que, no obstante, también trabaja como científico en busca de la fuente original de la raza germánica. Al final estalla la guerra y Polonia cae presa de la ideología y el ejército nazi (“cada territorio que liberamos recibe una determinada clasificación en función de su valor biológico en términos de pureza racial”). A pesar de ser perfectamente consciente de la naturaleza asesina de los ocupantes, Jedrek lo ve como una forma de garantizar la autonomía y la supervivencia de su pueblo. Pero no todos los highlanders comparten su punto de vista, y menos aún su hermano Maciek. Mientras tanto, la presión de los alemanes es cada vez mayor...

El notable guion (escrito por el director junto con Lukasz M. Maciejewski), que se desarrolla a lo largo de varios años, saca a la superficie con gran precisión un episodio histórico tan peliagudo como fascinante, y lo hace levantando cierta polémica tras el estreno de la película en Polonia. Pero al explorar la zona gris de la supervivencia y la colaboración a través de un prisma a la vez fraternal (como en El viento que agita la cebada [+lee también:
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, de Ken Loach) y cultural (tradiciones y rituales), el director consigue impregnar la historia de matices y humanidad al tiempo que sortea sutilmente el maniqueísmo. Y todo ello lo consigue con un telón de fondo de impresionante belleza, en el que el cineasta, que también dirige la fotografía de la película, destaca tanto en las sombras de los interiores (en torno a las hogueras) como en las sublimes panorámicas de montaña, entre las que sin duda destacan las escenas de escalada.

White Courage ha sido producida por Balapolis y coproducida por Monolith Films, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de la alemana Media Move.

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(Traducción del francés)

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