Crítica: A Fidai Film
por Roberto Oggiano
- Kamal Aljafari manipula y mezcla las imágenes de archivo del Centro de Investigación Palestina, incautado por Israel en 1982, para demostrar su uso propagandístico por parte del estado israelí

Hay innumerables formas de hacer una película sobre Palestina, y algunas son increíblemente radicales. Este es el caso de A Fidai Film [+lee también:
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ficha de la película], de Kamal Aljafari, que formó parte de la selección Signed del IDFA tras ganar el premio a la mejor película en la sección Burning Lights del Festival Visions du Réel, y cuya principal baza es el montaje. Las imágenes de la película proceden del archivo del Centro de Investigación Palestina, instalado en Beirut hasta 1982, cuando fue confiscado por el ejército israelí. Adoptando un enfoque atrevido, Aljafari ha conseguido recuperar parte de este material de archivo, que aún está en manos israelíes, y ensamblarlo de tal forma que cuenta una historia sobre Palestina que pertenece al pueblo palestino, poniendo de relieve cómo el Estado israelí tergiversó estas imágenes con fines propagandísticos. Este significado secuestrado explota en A Fidai Film, cuyo título sugiere una película de resistencia y lucha (fidāʾī significa “los que se sacrifican”, además de ser el título del himno nacional de Palestina).
Además de su uso conceptual del montaje, Aljafari manipula las imágenes, experimentando con ráfagas de material con tintes rojos chorreantes que denotan la brutalidad de las escenas, borrando los textos superpuestos por el ejército israelí, en una decisión artística que pretende ser ante todo un acto de justicia. El término utilizado para describir este método es “La cámara de los desposeídos”, con la que el director alude a la importancia y el derecho del pueblo palestino a tener su propia versión de esta historia, que no ha sido reescrita por las autoridades israelíes ni por los medios de comunicación occidentales. Entre las imágenes más increíbles que aparecen en la película de Aljafari encontramos las de soldados israelíes documentando la incautación del archivo en el Beirut ocupado a principios de los 80. Considerando el archivo como un botín de guerra, la misión de Kamal Aljafari consiste en devolver esas imágenes a la comunidad palestina a la que pertenecen.
Como resultado, vemos imágenes rodadas por las autoridades palestinas, centradas en denunciar las condiciones de los refugiados en los campos, así como las rodadas por las autoridades ocupantes, incluido el ejército británico, para documentar la tierra recién conquistada desde un punto de vista colonial; un punto de vista que Edward Said ya denunció en su famoso ensayo Orientalismo, publicado en 1978, donde analizaba las formas en que Europa retrataba lo que se conocía como Oriente (y que hoy llamamos “Oriente Próximo”). Junto a este material de archivo manipulado, la película incorpora un paisaje sonoro diseñado por Attila Faravelli y música compuesta por Simon-Fisher Turner que, combinados con el particular enfoque de montaje de la película, ayudan a subvertir el significado de estas imágenes y a liberarlas. En este sentido, A Fidai Film es un poderoso testimonio sobre las imágenes como contrapoder, algo sobre lo que Aljafari ya había reflexionado en su anterior obra Recollection, en la que reescribió a su manera la historia del cine israelí y exploró cómo puede reconstruirse la memoria de todo un pueblo y cómo este tiene derecho a representarse a sí mismo y a existir.
A Fidai Film es una producción de Kamal Aljafari Production, que también se encarga de la distribución y las ventas de la película.
(Traducción del italiano)
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