Crítica: Reading Lolita in Tehran
por Camillo De Marco
- La cinta sobre la condición femenina en Irán dirigida por el israelí Eran Riklis es muy actual pero no capta la locura represiva de los dogmas religiosos y patriarcales

Dos años después de la muerte de Mahsa Amini, la joven iraní de 22 años que fue golpeada hasta la muerte por la policía de la moral por no respetar las normas sobre el uso del velo, y en un momento en el que seguimos preguntándonos qué será de Ahou Daryaei, la estudiante arrestada a principios de noviembre por quedarse en ropa interior en el campus de la Universidad Azad de Teherán como protesta contra la imposición del hiyab, se proyecta Reading Lolita in Tehran [+lee también:
tráiler
ficha de la película] en la competición oficial del Festival Black Nights de Tallin. Esta nueva película, que también se estrena hoy, 21 de noviembre, en los cines italianos de la mano de Minerva, viene de ganar el premio del público FS y el premio especial del jurado al reparto femenino en la Fiesta del Cine de Roma. El largometraje, que está basado en la novela autobiográfica homónima que Azar Nafisi pubicó hace veinte años, aborda un tema que, desgraciadamente, sigue teniendo relevancia a día de hoy y encaja perfectamente con la lucha de las jóvenes iraníes contra la represión que se vive en su país.
La película ha sido dirigida por el cineasta israelí Eran Riklis, por lo que, dado el contexto de hostilidades actuales entre Israel e Irán, salta a la vista la ironía derivada de la nacionalidad del director. Riklis ya había expresado sus críticas contra las políticas israelíes relativas a la toma de tierras palestinas y la ocupación del territorio sirio en películas como La novia siria y Los limoneros [+lee también:
tráiler
ficha de la película]. El reparto de la cinta está formado por un grupo extraordinario de actrices, todas exiliadas y consideradas personas non gratas en Irán, entre ellas la protagonista Golshifteh Farahani y Zar Amir Ebrahimi, una activa defensora de las protestas de las mujeres iraníes. Junto a ellas están Raha Rahbari, Isabella Nefar, Bahar Beihaghi, Mina Kavani, Lara Wolf y Catayoune Ahmadi.
A diferencia de la estructura del libro, la película comienza en el verano de 1979, cuando Azar Nafisi regresa a Teherán con su esposo. Acaba de graduarse y está convencida de que puede contribuir a la revolución islámica que ha derrocado al Sha. Sin embargo, el imán Jomeini ha declarado la guerra a Occidente y a todos los países colaboracionistas, lo cual lleva a la rápida desaparición del entusiasmo inicial de Nafisi. Para Azar, la enseñanza universitaria se convierte en un modo de oponer resistencia a unas imposiciones del gobierno cada vez más estrictas. La guerra con Irak hace que el clima sea aún más opresivo, y las universidades están sometidas al control vigilante de los guardianes de la revolución, conscientes del potencial subversivo de una clase de literatura, pero también de detalles tan aparentemente nsignificantes como llevar pintalabios o un mechón de pelo que sobresalga del hiyab. En 1995, Nafisi deja la enseñanza y reúne a siete de sus mejores estudiantes para participar en clases-debate que se celebran todos los jueves por la mañana en su casa. Juntas analizan y estudian textos de literatura occidental prohibidos por el régimen, entre los que se encuentran Daisy Miller, El gran Gatsby o Lolita. “Nosotras somos Lolita”, concluyen, refiriéndose a la privación del derecho a elegir o a expresarse, algo de lo que las mujeres son las principales víctimas.
Sin duda, resulta encomiable el hecho de que la película constituya una reflexión adicional sobre la condición de las mujeres en países con regímenes fundamentalistas islámicos y, en general, en el mundo. Sin embargo, si bien es cierto que muestra la brutalidad del régimen, la meticulosa dirección de Riklis no logra transmitir los niveles demenciales de represión dictada por los distintos dogmas religiosos y patriarcales con la sensibilidad requerida. En lo que respecta al guion, la veterana de Hollywood Marjorie David lucha por traducir al lenguaje cinematográfico la complejidad de las reflexiones del bestseller y las implicaciones que las páginas atribuyen a ese acto de desobediencia. El atractivo del elenco es indiscutible, pero Reading Lolita in Tehran carece de la fuerza emocional impactante de películas como Holy Spider (Araña sagrada) [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Ali Abbasi
entrevista: Ali Abbasi
entrevista: Zar Amir Ebrahimi
ficha de la película], de Ali Abbasi, o la más reciente Tatami [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película], dirigida por la propia Ebrahimi junto con el israelí Guy Nattiv.
Reading Lolita in Tehran, que ha sido rodada en Italia, es una coproducción de las israelíes United King Films, Topia Communication Production y Eran Riklis Production, junto con las italianas Minerva Pictures, Rosamont y Rai Cinema. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Westend Films.
(Traducción del italiano)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.