Crítica: Samia
por Fabien Lemercier
- En su eficaz biopic, Yasemin Samdereli y Deka Mohamed Osman arrojan luz sobre el destino excepcional y conmovedor de la atleta somalí Samia Yusuf Omar

"Seré la chica más rápida del mundo." Cuando una niña de Mogadiscio, nacida en 1991 en una Somalia marcada desde hace tiempo por los conflictos armados internos, declara con firmeza este tipo de certeza, podría parecer un dulce sueño inalcanzable. Pero Samia Yusuf Omar llevaba el atletismo en la piel y llegó a los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Esta trayectoria real y extraordinaria, llena de esperanzas y de tragedias, relatada en la novela No me digas que tienes miedo de Giuseppe Catozzella, inspiró a la cineasta germanoturca Yasemin Samdereli y a la italosomalí Deka Mohamed Osman la película de ficción Samia [+lee también:
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ficha de la película], galardonada con una mención especial en Tribeca y presentada en su estreno francés en la 16.ª edición del Festival de Les Arcs, dentro de la sección Playtime.
La película comienza con archivos televisivos que explican brevemente el tumultuoso y bélico contexto somalí tras la dictadura de Siad Barre. La película se desarrolla en dos líneas temporales: en 2011-2012, cuando Samia (Ilham Mohamen Osman) intenta migrar hacia Europa y termina encarcelada por traficantes codiciosos (y violentos) en el desierto libio; y a principio de los años 2000, cuando la pequeña (Riyan Roble) termina octava en una competición anual de carrera a pie que mezcla aficionados y profesionales en las calles de la capital somalí. Motivada por su padre (Fatah Ghedi) y decidida a ganar la próxima edición ("puedo hacerlo y lo haré"), Samia entrena con determinación con la ayuda de su joven primo Ali (Zakaria Mohammed) y pese la hostilidad de una parte de su familia (todos vivían bajo el mismo techo), convencida por la religión y el patriarcado dominante de que las mujeres no deberían perseguir ese tipo de sueños. Pero nada detendrá la voluntad de Samia, a pesar de las desgracias que azotaban su país y a sus seres queridos mientras crece y se convierte en la mujer más rápida de Somalia…
Toques de queda, milicias armadas, la opresión de la Unión de Tribunales Islámicos ("– Los tiempos han cambiado. Tienes que llevar velo” “– ¿Cómo voy a correr con eso?”), el ascenso deportivo pese a las complicaciones locales: la película mezcla hábilmente la gran historia y la pequeña (utilizando, entre otros, noticias de radio para marcar el paso del tiempo) hasta alcanzar el punto culminante de la participación en los Juegos Olímpicos. Pero luego llega el camino del exilio ("estás en peligro, te vigilan porque corriste sin velo") y otros peligros. Samia, un retrato muy entrañable de una trayectoria heroica y trágica, símbolo de la lucha por la emancipación, es una película clara, para todos los públicos y bien envuelta por la música de Rodrigo D'Erasmo. Tal y como susurra la canción final: "así podremos decir que la conocemos".
Samia es una coproducción entre Italia, Alemania, Bélgica, Reino Unido y Suecia a través Indyca, Rai Cinema, Neue Bioskop Film, Tarantula, BIM Produzione, Momento Film, Pont Neuf Productions y Film I Vast. mk2 Films gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del francés por Tiffany Diago Navarro)
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