Crítica: Bin U Bin, Elsewhere the Border
por Ola Salwa
- El primer largometraje de Mohamed Lakhdar Tati, de gran empaque visual, es un ejercicio de cine de género y una oda al paisaje argelino

La vida del aspirante a cineasta y contrabandista de gasolina Saad (interpretado por el carismático Salim Kechiouche) se caracteriza por el caos y la toma de riesgos constantes. Saad es la piedra angular de Bin U Bin, Elsewhere the Border, el primer largometraje de Mohamed Lakhdar Tati. Esta obra franco-argelina se ha estrenado a nivel mundial en la sección Red Sea del Festival Internacional de Cine del Mar Rojo. La película alude a la iconografía del género western al retratar tanto el duro paisaje montañoso de Argelia (cerca de la frontera tunecina) como la igualmente dura vida de la gente que vive allí. Sin embargo, en su conjunto, la obra no llega a decantarse por un género o un tipo de narrativa en concreto.
Aunque comienza con una premisa sencilla, la trama pronto se complica en exceso, ya que el director intenta integrar demasiados elementos: una historia de crimen, el minucioso análisis de un personaje y una declaración filosófica. La película es cruda y realista en su mayor parte, pero incluye secuencias oníricas que no terminan de funcionar. Este enfoque híbrido es intencional, ya que el término Bin U Bin del título hace referencia al estado de encontrarse a caballo entre dos ideas o condiciones aparentemente contradictorias. No obstante, la ejecución no acaba de estar a la altura, y lo cierto es que la conexión entre estos elementos no queda del todo clara.
Saad, que ni siquiera puede permitirse una cámara, sueña con realizar una película que le permita expresar simultáneamente sentimientos de libertad y opresión. Lo que sí tiene es un dispositivo de grabación de sonido que utiliza para imaginar la posible futura película. Con el fin de reunir el dinero necesario para adquirir el equipo que le hace falta, el protagonista se asocia con el contrabandista local de gasolina Fethi (Slimane Dazi), adentrándose así en un negocio turbio en el que las vidas tienen un valor menor al de las ganancias derivadas del tráfico ilegal de combustible. Saad también pasa tiempo con su ex pareja (Hanaa Mansour), que se gana la vida modestamente mediante la venta de infusiones y mezclas de hierbas. Ella es la única persona de su entorno que ha encontrado paz, y lo ha hecho a través de la convivencia en armonía con la naturaleza. Saad, sin embargo, vive de un modo similar al de su futura película, es decir, atrapado entre la ternura de su mundo interior y la crueldad del exterior.
Aunque tiene un efecto visualmente impactante, da la sensación de que Bin U Bin, Elsewhere the Border necesita algo más que alguna que otra imagen llamativa para captar la atención del público durante toda su duración. Si bien sus elementos temáticos y elecciones artísticas resultan interesantes, la narrativa podría haberse beneficiado de una estructura más clara y de una presentación más centrada de sus ideas. Esto habría contribuido tanto a intensificar la conexión del espectador con la historia como a resaltar la profundidad de sus personajes y temáticas.
Bin U Bin, Elsewhere the Border es una coproducción franco-argelina respaldada por La Chambre Claire, Le Centre algérien pour le développement du cinéma y La Petite Prod. En cuanto a los derechos de ventas internacionales, todavía ninguna empresa los posee.
(Traducción del inglés)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.