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SUNDANCE 2025 Competición World Cinema Dramatic

Crítica: DJ Ahmet

por 

- El primer largometraje del macedonio Georgi M. Unkovski supera los clichés habituales del coming-of-age gracias a personajes y lugares auténticos y vibrantes

Crítica: DJ Ahmet
Agush Agushev (izquierda) y Arif Jakup en DJ Ahmet

La ópera prima del cineasta macedonio Georgi M. Unkovski, DJ Ahmet [+lee también:
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, supera los manidos tópicos del subgénero coming-of-age con su ambientación y personajes auténticos, aunque adolece en términos de ritmo. La película acaba de tener su estreno mundial en la Competición World Cinema Dramatic de Sundance, lo que supone el regreso de Unkovski a Park City tras su cortometraje Sticker (2020).

Cuando conocemos por primera vez al protagonista titular, de 15 años, no es un DJ, pero un fanático de la música: lo vemos en la escuela, bailando al ritmo de una intensa canción electrónica con su amigo. Miembro de la minoría turca yuruk, el joven vive en un remoto pueblo de las colinas con su padre (Aksel Mehmet) y su hermano pequeño, Naim (Agush Agushev). Interpretado por el actor natural Arif Jakup, el protagonista lleva su herencia nómada en la cara, marcada por el sol y el viento.

Los chicos han perdido recientemente a su madre, y el pequeño no habla. El padre, un hombre tradicional (todos los padres de la película se adhieren a la tradición), lleva al niño a un curandero todos los días, dejando a Ahmet al cuidado de sus 20 ovejas. La familia vive de la venta de queso y tabaco, que recogen las mujeres vestidas con coloridas ropas yuruk, haciendo que parezcan flores en el campo.

Entre ellas está Aya (Dora Akan Zlatanova), la vecina de 17 años de Arif y, obviamente, su interés amoroso. Destinada a un matrimonio concertado con un gastarbeiter turco de Alemania, Aya escucha estoicamente a su estricto padre, pero tiene un plan secreto para escapar de él. Y no es inmune a las insinuaciones sencillas y sinceras de Ahmet.

Una noche, el protagonista se topa con una rave en el bosque junto al pueblo. Con sus coloridas luces estroboscópicas y sus jóvenes saltando al ritmo de una música vibrante, totalmente fuera de lugar en el mundo yuruk, la escena onírica se intensifica a medida que las ovejas escapan y llegan a la fiesta. Una de ellas desaparece, un descuido por el que Ahmet pasará varias noches a la intemperie hasta que su padre le despierta repetidamente con un cubo de agua fría.

La escena de la rave es un ejemplo de cómo Unkovski mezcla lo inverosímil con lo que podríamos considerar realismo mágico: las ovejas son muy sensibles a los ruidos fuertes, pero está claro que esto ha ocurrido, ya que somos testigos de las consecuencias. Hay otros ejemplos similares, pero el encanto y la química entre los actores principales, y el espíritu bondadoso de la película, con su buena dosis de humor (que en su mayor parte funciona), casi logran disimular estas discrepancias.

Fiel a su título, el largometraje se apoya en gran medida en la música. Aya ensaya en secreto un baile de TikTok con tres amigas, y Ahmet le proporciona ingeniosamente la tecnología. Su padre le quita los altavoces del ordenador que usaba su mujer, y el chico protesta por lo mucho que le gustaba a ella la música (otra discrepancia cognitiva un tanto chocante). La rica banda sonora de los hermanos Sinkauz combina instrumentos y melodías tradicionales con ritmos electrónicos, lo que subraya el conflicto entre tradición y modernidad de la película.

La mezcla de escenas naturalistas y segmentos impresionistas que transmiten el punto de vista del protagonista hace que la película resulte vibrante y atractiva. Aborda demasiados temas para explorarlos en profundidad, pero para algunos de los más sentidos, es suficiente. En cuanto al montaje, a cargo de Michal Reich, resulta frustrante que algunas escenas empiecen y acaben demasiado pronto, obstaculizando la fluidez de la narración. Aun así, la mayoría de los elementos, incluido el inspirado y variado trabajo de cámara de Naum Doksevski, con colores intensos y una atmósfera animada, podrían llevarla más allá del circuito de festivales.

DJ Ahmet es una coproducción entre las macedonias Cinema Futura y Sektor Film, las checas Alter Vision, Backroom Production y Analog Vision, la griega 365 Films y la serbia Baš Čelik. Films Boutique se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)

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