SUNDANCE 2025 Competición World Cinema Dramatic
Crítica: Brides
por Olivia Popp
- Nadia Fall da el paso del teatro al cine con un escabroso relato de dos adolescentes británicas que viajan a Siria con la promesa de una vida mejor

Dos adolescentes emprenden un viaje hacia una nueva vida en Siria. Los medios occidentales se referirían a ellas como “radicales hechas a sí mismas” y las crucificarían por sus acciones. Algunos las tacharían de necias, mientras que otros las verían como heroínas. En Brides [+lee también:
tráiler
entrevista: Nadia Fall
ficha de la película], el primer largometraje de Nadia Fall, que se ha estrenado a nivel mundial en la competición World Cinema Dramatic del Festival de Sundance, la cineasta se niega a limitarse a un enfoque simplista y decide no dejarse influenciar por las potenciales reacciones negativas del público y poner el foco en la vida interior de sus jóvenes protagonistas británicas y musulmanas. Con un guion de Suhayla El-Bushra, la película se inspira libremente en historias reales de periplos similares, con un título que alude indiscutiblemente al concepto sensacionalista de los medios sobre las llamadas “novias yihadistas”.
“Ya verás cómo no será como en casa; allí sí que nos valorarán”, dice Doe (Ebada Hassan), la adolescente británica de origen somalí a la que vemos llegar en los primeros minutos de la película al aeropuerto junto a su mejor amiga, la británica de origen paquistaní Muna (Safiyya Ingar). La primera elige llevar un pañuelo en la cabeza para mostrar un sutil desdén hacia la feliz relación de su madre no musulmana con un hombre blanco, mientras que la segunda prefiere vestir una camiseta deportiva y unas Jordan que actúan como reflejo de su actitud más extrovertida. A medida que avanzan hacia Siria en una narrativa lineal, vamos descubriendo también, a través de flashbacks no lineales, los hechos que las llevaron a tomar la decisión de marcharse, de modo que, poco a poco, vamos entendiendo mejor sus perspectivas.
Doe conoce por internet a una misteriosa mujer llamada Hanan, mientras que en la vida real se siente atraída por Samir, un joven cuya supuesta intención de viajar a Siria influye en su decisión de proponer el viaje a Muna. Fall, una experimentada directora teatral y actual directora artística del prestigioso Young Vic de Londres, retrata a las protagonistas como dos aspirantes a girlbosses. Esto se ejemplifica en una secuencia irónica en la que Doe y Muna consumen con entusiasmo escenas de dolor y destrucción en Siria a través de las redes sociales, y todo ello al son del ritmo electrónico de “Bad Girls”, de M.I.A. Si bien es cierto que vemos alguna que otra bandera negra del Estado Islámico, nunca se menciona directamente la organización en la película.
Resulta difícil relacionar Brides con una naturaleza en concreto: ¿basta con empatizar con las chicas, o deberíamos atrevernos a exigir más de su compleja premisa? La narrativa no lineal funciona de manera brillante, ya que Fall nos obliga a reconsiderar nuestros juicios constantemente al darnos nueva información a cada paso sobre la vida de las protagonistas en el Reino Unido. Sin embargo, la conexión emocional entre Doe y Samir, así como la forma en que él la acepta tal como es, podría haberse desarrollado más para entender mejor sus motivaciones. La extrema complejidad de su historia no puede capturarse completamente en 93 minutos, por lo que la película funciona más como un viaje de aprendizaje teñido de advertencia que como una exploración profunda de las poderosas fuerzas que conectan la alienación y la radicalización. Cuando se quedan tiradas en Estambul, sin dinero ni ideas claras sobre cómo actuar para solucionar el problema, su ingenuidad y falta de preparación las despojan de su inicial actitud desafiante, de modo que se hace evidente lo que Fall había estado enfatizando a lo largo de toda la cinta: que no son más que dos adolescentes normales y corrientes.
La cineasta hace hincapié en el hecho de que su situación es producto de una profunda alienación en una sociedad islamófoba, en la que las dos jóvenes se enfrentan al acoso y la marginación en cada etapa de sus vidas, ya sea por parte de sus compañeros de clase o incluso de sus propias familias, que las han fallado y empujado a extremos emocionales. Las dos protagonistas, que se ven impulsadas por el acceso a las redes sociales y desilusionadas por la indiferencia de sus padres y conocidos ante las crisis —un reflejo de la actual epidemia de pasividad ante el sufrimiento ajeno—, emprenden este viaje como un acto heroico más que como un sacrificio fatal.
Brides es una coproducción entre el Reino Unido e Italia de la que se han encargado Neon Films y Rosamont Production. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de la londinense Bankside Films.
(Traducción del inglés)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.