Crítica: Norma Dorma
por Muriel Del Don
- Lorenz Suter aborda el tema de tener hijos jugando hábilmente con los conceptos de realidad y ficción, las dificultades del día a día y la evasión en los tranquilizadores mundos paralelos

Tras haber llevado a la gran pantalla Strangers [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Lorenz Suter
ficha de la película], un primer largometraje en el que transformó un ambiguo triángulo amoroso en un drama, Lorenz Suter presenta Norma Dorma en las Jornadas de Soleura, en la sección Panorama y en la competición por el premio Orizzonti. En esta nueva película, el concepto de pareja se ve nuevamente alterado, de modo que ambos largometrajes están envueltos en un halo de misterio, como si la realidad en la que gravitan sus protagonistas se desmoronara fotograma a fotograma. ¿Cómo afrontar la desaparición de la persona con la que planeabas construir un futuro? ¿Cuáles son las razones que llevaron a esa persona a huir? Muy a su pesar, Norma (Marina Guerrini), la protagonista del nuevo trabajo de Suter, se ve obligada a enfrentarse a estos dilemas, a aceptar una serie de cambios radicales que nunca habría imaginado.
Norma debe protegerse de una realidad demasiado difícil de asumir, de un vacío interior que amenaza con convertirse en un peligroso abismo. Su compañero de vida ha desaparecido misteriosamente, y su hijo Lenny parece crecer demasiado rápido, como si el tiempo hubiese quebrado los límites que lo contenían. Norma lucha con todas sus fuerzas por mantenerse a flote entre un trabajo que se ha vuelto rutinario y un niño aún pequeño que requiere su presencia constante. La realidad se torna cada vez más brutal y cruel, y Norma prefiere refugiarse en mundos paralelos donde todos los problemas parecen tener una solución. Es en estos lugares, a la vez paradisíacos e inquietantes, donde se encuentra con su compañero Henri, una figura ambigua que la obsesiona y seduce.
Poco a poco, Norma se va dando cuenta de que las experiencias paralelas que está viviendo no se limitan al mundo de los sueños. La huella que dejan en ella es más profunda, como una especie de quemadura en el alma que no puede ni quiere sanar. Una mañana, se despierta misteriosamente embarazada, de modo que experimenta un torbellino de emociones que oscilan entre la felicidad y el terror ante este cambio físico que parece encarnar todas sus esperanzas reprimidas. Su ya caótica rutina se ve aún más alterada con la aparición de Mikka (Jeanne Werner), una joven científica especializada en el estudio de los sueños, de la que Norma descubre que está vinculada a su compañero, también investigador universitario. ¿Será Mikka quien le proporcione la clave para acceder al pasado del padre de su hijo y a los secretos que lo llevaron a desaparecer? Como un Caronte hippie, Mikka la guía hacia un mundo surrealista que oscila entre los sueños y los delirios lisérgicos. Norma se deja llevar en viajes kafkianos donde su familia vuelve a estar reunida: una familia aparentemente "perfecta", compuesta por padres serenos e increíblemente relajados y por niños igualmente tranquilos y dóciles. Pero ¿qué se esconde detrás de esta estampa idílica? El sueño se convierte entonces en un abismo que consume y arrastra a la protagonista, haciéndole perder el contacto con la realidad.
Norma Dorma es un melodrama surrealista donde realidad y ficción se entremezclan sin contemplaciones. Esta dualidad gira en torno a una maternidad a la que la protagonista le aplica el requisito de estar ajustada a las normas sociales, es decir, de contar con una pareja, dos hijos y una convivencia armoniosa bajo el mismo techo. Sin embargo, la desaparición de su compañero de vida la obliga a confrontar una normalidad que se desmorona ante sus ojos. En sus sueños, la familia “perfecta”, que la sociedad la empuja a considerar como el destino natural de una vida que debe aspirar a la productividad y la reproducción, sigue atrayéndola como un imán. Sin embargo, al enfrentarse a una realidad cotidiana, laboral y personal muy alejada de esos cánones, se da cuenta de que todo aquello no es más que una ilusión. Norma debe aprender a aceptar la “imperfección” y la “diferencia” que ahora forman parte de su vida, a convivir con ellas y a replantearse sus ideales y sueños. ¿No es acaso la conciencia de una individualidad que desafía las convenciones lo que realmente nos hace libres? ¿No es la aceptación de la diversidad lo que enseña a Norma a mirarse a sí misma sin miedo?
Norma Dorma ha sido producida por Voltafilm.
(Traducción del italiano)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.