Crítica: Road’s End in Taiwan
por Giorgia Del Don
- Maria Nicollier elige Taiwán, su exuberante naturaleza y sus contradicciones como telón de fondo para su road movie familiar liderada por tres hermanos que no se conocen

Estrenada mundialmente en las Jornadas de Soleura, donde compite este año por el premio del público, Road's [+lee también:
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ficha de la película] describe la rocambolesca aventura de tres hermanos obligados a compartir una historia familiar de la que solo conocen fragmentos. Rodada casi íntegramente en las sinuosas carreteras de Taiwán (se trata de la primera coproducción entre Suiza y Taiwán), la película gira en torno a tres personajes: Damien (Pierre-Antoine Dubey), nacido en Taiwán pero criado en Ginebra por su madre fotógrafa; su hermano mayor Steven (Rhydian Vaughan), criado (contra su voluntad) por su padre inglés en Taiwán, y Yishang (Elliot Malvezzi), el hermano menor.
El improbable trío se reúne después de que Damien, conmocionado por la noticia de la muerte de su padre, descubra que le espera una herencia. En ese momento, decide viajar a Taiwán para resolver una historia familiar en la que cada vez cree menos. ¿Cuál es la verdad que se esconde tras la figura de su padre que, como siempre decía su madre, debería haber muerto hace muchos años? Sin embargo, lo que parecía un viaje para emprender en solitario pronto se convierte en una aventura coral. De hecho, sin la firma de todos, la herencia del padre no puede dividirse.
Las motivaciones de los tres hermanos son diferentes: Damien quiere recomponer los pedazos de una infancia de la que sabe poco, Steven quiere abandonar una empresa que está a punto de quebrar y abrir un restaurante, y Yishang sueña con poder permitirse un ojo “nuevo”. No obstante, lo que les une es el deseo de poner fin a una dolorosa historia familiar. Hacinados como sardinas en la furgoneta de Steven, los tres protagonistas parten en busca de la última esposa de su padre. A pesar de sus reticencias y de su incapacidad para hablar de verdades que aún escuecen como heridas abiertas, Damien, Steven y Yishang deben, a su pesar, aprender y conocerse para tejer lazos que creían rotos para siempre. Rodeados de una exuberante naturaleza que parece infundirles una extraña sensación de paz, los tres hermanos se enfrentan a sus diferencias, a la influencia que ha tenido en ellos vivir en lugares distintos, con culturas y valores diferentes. La película nos hace reflexionar sobre la importancia relativa de los llamados lazos de sangre frente a la fuerza de las relaciones elegidas y reivindicadas, construidas con paciencia y perseverancia. Sus diferencias y la influencia negativa que su padre, violento y egoísta, ha tenido en sus vidas, nos hace reflexionar también sobre las derivas de la masculinidad tóxica y el pavor a abrirse a una fragilidad catártica por miedo a perder aunque solo sea unas migajas de la propia “virilidad”.
Road's End en Taiwan nunca llega a ser una “feel good movie”, pero siempre resulta agradable y bien estructurada, describiendo la necesidad de conocer la propia historia para finalmente quererse un poco más a uno mismo.
Road’s End in Taiwan es una producción de la suiza REC Production junto con la taiwanesa Serendipity Films.
(Traducción del italiano)
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