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GÖTEBORG 2025

Crítica: L’Été de Jahia

por 

- Olivier Meys retrata una adolescencia suspendida en el tiempo durante un verano en un centro de acogida para solicitantes de asilo

Crítica: L’Été de Jahia
Sofia Malovatska y Noura Bance en L’Été de Jahia

La nueva película del cineasta belga Oliver Meys, L’été de Jahia, tuvo su estreno mundial en el Festival de Göteborg. Meys se dio a conocer primero con sus cortometrajes, tanto documentales como de ficción, y más tarde destacó con su primera película, Bitter Flowers [+lee también:
crítica
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entrevista: Olivier Meys
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]
, un conmovedor retrato de una joven madre china que se exilia en Francia con la esperanza de una vida mejor y toma decisiones radicales para no renunciar a su sueño.

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Con esta nueva película, vuelve a abordar la esperanza frustrada de una vida mejor. Jahia (Noura Bance) proviene de África subsahariana y vive con su madre en un centro de acogida para solicitantes de asilo. Seguimos su día a día como si estuviera en un estado intermedio, con su vida en pausa. El tiempo de Jahia es el tiempo de la espera, lo único que podrá darle la vida que desea: los papeles. Pero, ¿cómo se puede vivir esperando cuando se es una adolescente, cuando solo importa el aquí y el ahora? Jahia está apagada, atrapada en una especie de letargo emocional. Cuando llega al centro la radiante Mila (Sofiia Malovatska) su mundo se sacude. Decidida y traviesa, Mila profesa esperanza. "Estás soñando", le responde Jahia cuando Mila le dice que debería convertirse en cocinera. "Eso es lo que hace falta, hay que soñar", replica Mila. Poco a poco, Jahia empieza a soltarse, a involucrarse en lo que la hace vibrar, se abre a la alegría de Mila e incluso a absorberla. Lo que desarrolla en el corazón del verano una especie de luna de miel amistosa, llena de paseos al lago y bailes en Tiktok. Pero su despreocupación es un acto de fe y la fe pende de un hilo. La decisión que lo cambiará todo, tener papeles o no.

Con este retrato delicado, que nos sumerge en las emociones de Jahia, mirándola o viendo lo que ella mira, Oliver Meys nos permite sentir un momento crucial en una vida atrapada. La vida de Jahia cambiará de rumbo cuando conoce a Mila. Como una joven que se rebela contra un destino que no ha elegido, buscará dentro de sí misma los recursos necesarios para tomar las riendas de su futuro. Sin saber exactamente hacia dónde va, comprende que puede elegir cómo llegar. Es como una doble revolución, una la que le imponen y otra la que ella inicia. También es una historia de amistad y de cómo las amistades pueden transformarnos. Con Mila, Jahia aprende a soñar. Para dar vida a estas dos jóvenes en un verano decisivo, Olivier Meys confió en dos actrices debutantes que han vivido situaciones similares a sus personajes. Una decisión acertada, ya que Noura Bance y Sofiia Malovatska se ajustan con fluidez a la evolución de sus personajes.

L’été de Jahia ha sido producida por Michigan Films en Bélgica, coproducida por Kidam Production en Francia y Red Lion en Luxemburgo.

(Traducción del francés por Tiffany Diago Navarro)

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