Crítica: Mikaela
por Alfonso Rivera
- El acelerado Daniel Calparsoro echa el freno de mano en su nueva película, obligado por una tormenta de nieve que deja aislados a sus personajes, héroes a la fuerza de su acción

A Daniel Calparsoro le apasionan la velocidad, la acción y poner a sus personajes en un buen aprieto. Basta recordar sus últimos films estrenados: El correo, donde los cochazos hipervitaminados ocupan tantos fotogramas como los actores, y Todos los nombres de Dios [+lee también:
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ficha de la película], donde el pobre Luis Tosar no podía quedarse quieto porque corría el riesgo, si dejaba de andar, de que el chaleco de explosivos que le habían adherido al pecho haría saltar por los aires no sólo su aparato digestivo, sino el mismísimo centro de Madrid. En su nuevo largometraje también aparecen autos y gente metida en un brete mayúsculo. Pero los vehículos ahora están varados en medio de una tormenta de nieve, similar a la que sufrió España hace pocos años: se llamaba Filomena, pero aquí adquiere otro nombre que titula el largometraje, Mikaela [+lee también:
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entrevista: Daniel Calparsoro
ficha de la película], que se estrena mañana en salas de cine españolas, distribuida por Buena Vista International.
En medio de esas circunstancias extremas, con las carreteras cerradas y los turismos inhabilitados, trascurre la trama de un film que protagoniza ese hombre normal y corriente que tan bien encarna el actor Antonio Resines. El ganador del Goya por La buena estrella, que regresa así al género de acción tras La caja 507 o Todo por la pasta, da vida ahora a un policía no precisamente ejemplar ni como profesional ni como padre de familia. Pero su presencia en una autopista bloqueada por el hielo, donde se produce el atraco a un furgón bancario, le obligará a enmendar su habitual actitud perezosa, egoísta y poco ética.
Calparsoro intenta ensamblar las múltiples historias que acontecen en su nuevo film, un ramillete de tramas más o menos cruzadas (al estilo del cine de catástrofes setentero, con El coloso en llamas o Terremoto como ejemplos) en las que se conjugan diferentes géneros cinematográficos, desde el drama familiar al thriller, pasando por unos chispazos de comedia romántica. El conjunto funciona como divertimento y película evasiva, pero en algunos momentos se echa en falta el nervio, el riesgo y la adrenalina que el director que debutó con Salto al vacío suele inyectar a sus obras.
Lo que sí permite Mikaela es que varios de sus actores demuestren sus talentos emocionales: ahí están Roger Casamajor y Adriana Torrebejano electrizados por un flechazo rebosante de química sexual, o Javier Albalá y Patricia Vico en plena crisis matrimonial, por no dejar sin mencionar la empatía entre el policía desastroso de Resines y la novata guardia civil que interpreta Natalia Azahara, que componen escenas de buddy movie. Todas estas historias acaban eclipsando el principal conflicto del film: un atraco que resulta descafeinado en manos de un cineasta que ha filmado los más excitantes del cine español en las últimas décadas.
Mikaela es una producción de La Terraza Films, Atlantia, Ikiru Films, Atresmedia Cine y AP6 la película AIE.
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