Crítica: Perla
por David Katz
- El segundo largo de Alexandra Makarová es un tenso melodrama sobre las dificultades de una artista eslovaca que escapó a Viena después de la Primavera de Praga

Perla (Rebeka Poláková) ha pasado la mayor parte de su vida adulta huyendo, aunque en gran medida de forma metafórica. La experiencia traumática de huir de Checoslovaquia hacia Austria después de la Primavera de Praga en 1968, junto con su novio —que no corrió la misma suerte— y estando embarazada, nunca ha dejado de atormentarle. La trama principal comienza en 1981, con una Perla que se gana la vida como pintora talentosa afincada en Viena, con algunas galerías internacionales interesadas en su trabajo, a pesar de que no siempre puede reunir el dinero suficiente para pagar las clases de piano de Julia (Carmen Diego), su hija ya adulta. Perla [+lee también:
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ficha de la película], el segundo largometraje de una Alexandra Makarová que ha acertado de pleno a la hora escoger como título de la película el nombre de su intrépida protagonista, explora con aplomo el avance de estas fuerzas narrativas en conflicto (el progreso hacia la realización personal frente al retroceso hacia una historia personal no resuelta) hasta llegar a un final duro y sobrio. La película se ha estrenado con buena acogida en la Tiger Competition del IFFR.
A pesar de que un nuevo y más maduro novio, Josef (Simon Schwarz), le permite formar tardíamente una familia nuclear aparentemente estable, esta fachada tan atractiva no hace sino intensificar aquello que intenta reprimir, así como el destino que finalmente la alcanza. Andrej (Noël Czuczor), el exnovio mencionado anteriormente, ha salido de prisión —tras cumplir una condena por lo que suponemos que fue activismo, según lo sugiere la transmisión de archivo con la que se inicia la película, con una advertencia sobre la invasión de las naciones del Pacto de Varsovia— y le hace una llamada no deseada; miente diciendo que está enfermo, lo que despierta en Perla un sentimiento de culpa que la lleva a volver a Košice y a su pueblo natal cercano para arreglar todos los asuntos pendientes.
Makarová, a la que también se le debe reconocer el mérito de escribir el guion sola, cambia el foco de tensión de la película desde el principio del segundo acto, y lo hace insertando a los tres personajes adultos principales en un triángulo amoroso sumamente complicado. A diferencia de muchas películas históricas que suelen verse en festivales de élite, parece más interesada en la historia pura que en matizar los contornos con detalles o texturas discursivas. Como ya se ha mencionado, y como subrayan las prominentes marcas temporales en tres momentos clave de la película, nos dirigimos en todo momento hacia una catarsis o un ajuste de cuentas, con la caída del Bloque del Este en el horizonte. Por contradictorio que suene, la cineasta ha creado un melodrama "contenido", con Perla —que manifiesta claros síntomas de trastorno de estrés postraumático como consecuencia de una agresión sexual que sufrió durante su huida— como la única presencia vivaz en unos encuadres austeros y con un diseño de época impecable. Aunque no es tan compleja o desestabilizadora en su enfoque, la película no está lejos de dramas históricos de Christian Petzold como Barbara [+lee también:
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ficha de la película] y En tránsito [+lee también:
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ficha de la película], o incluso de La insoportable levedad del ser, de Kundera, con la amenaza constante del régimen comunista checo como telón de fondo.
La película se desarrolló como parte de If She Can See It, She Can Be It, el programa de escritura de guiones liderado por mujeres, y se nota en la caracterización de Perla y en la interpretación de Poláková, que desafía tanto las lecturas sumisas de los roles de género como las actitudes tradicionales hacia la maternidad. Ella vive por y para sí misma en todo momento, frustrando los deseos de quienes esperan algo de ella, sin dejarse arrastrar por la culpa a ser sumisa ante Josef —que, por otra parte, es incuestionablemente un buen hombre—, sin sentirse en deuda con Andrej ni ceder ante las firmes preferencias de Julia. El cauteloso regreso a su tierra natal es una decisión y un asunto propios, aunque el final sombrío de la película le imponga un castigo que, paradójicamente, puede otorgarle una paz definitiva.
Perla es una coproducción entre Austria y Eslovaquia, de la que se han encargado Golden Girls Filmproduktion, Hailstone y Ruth Beckermann Filmproduktion. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Cercamon.
(Traducción del inglés)
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