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IFFR 2025 Bright Future

Crítica: Camp d’été

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- En su primer largometraje, Mateo Ybarra retrata el día a día de un grupo de jóvenes scouts, entre juegos de canciones y pequeñas pero importantes rebeliones

Crítica: Camp d’été

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, el primer largometraje del director suizo Mateo Ybarra, que se ha estrenado a nivel mundial en la sección Bright Future del IFFR, nos lleva a adentrarnos en un gigantesco campamento de scouts en las montañas suizas. Tras haber explorado anteriormente las dinámicas de grupo en LUX [+lee también:
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(codirigida con Raphaël Dubach y ganadora del Films After Tomorrow Award en Locarno 2020) y en el mediometraje Sur nos monts, Ybarra vuelve a centrarse en la vida cotidiana de quienes han decidido agruparse y compartir un momento de colectividad con sus iguales. Sin embargo, esta vez deja de lado el ejército para adentrarse en el universo igualmente influyente de los scouts.

Camp d’été, que gira en torno a un pequeño grupo de adolescentes que se enfrentan al calor abrasador del verano, el despertar de las hormonas y la formación de su personalidad “adulta”, narra las aventuras de los llamados scouts suizos, reunidos en las montañas suizas con motivo del evento más importante del movimiento, una celebración que tiene lugar cada catorce años. Entre rituales que parecen sacados de otra época, canciones festivas con connotaciones sexistas ahora problemáticas, profundas conversaciones que se prolongan hasta el amanecer y amistades de las que perduran en el tiempo, la película nos invita a reflexionar sobre la hiperconectividad y el ritmo frenético del día a día en el que estos jóvenes normalmente viven. Bajo la atenta mirada de la cámara de Ybarra, este campamento scout en el que el tiempo parece congelarse se convierte en una especie de laboratorio al aire libre donde los niños ponen a prueba sus propios límites y debilidades, pero también en un espacio donde pueden escuchar y ser escuchados.

Aunque la película se centra en un número reducido de participantes, estos nunca son interrogados directamente, sino observados en función de dinámicas grupales que reflejan la esencia misma de los scouts. Si bien esta aparente distancia dota a la película de un dinamismo innegable que contribuye a mantener su carácter coral y abarcar al grupo en su conjunto, el espectador a veces desearía que se indagara más en los protagonistas, en lo que realmente sienten y en las contradicciones que los habitan. Entre reuniones en torno a un fuego imaginario hecho con antorchas —ya que las hogueras están prohibidas por riesgo de incendio—, charlas sobre cualquier tema, enseñanzas transmitidas de generación en generación y pequeñas rebeliones individuales que se producen a causa de la necesidad de escapar de los límites del inmenso campamento, Camp d’été retrata los ideales de un movimiento que se basa completamente en la comunidad. Sin embargo, tras los recientes escándalos que han puesto en duda su aparente “perfección”, resulta difícil observar su cotidianidad sin cierto escepticismo. Aunque el objetivo de la película no es cuestionar las contradicciones de los scouts —ni de otros—, tampoco es fácil mantenerse al margen de ellas. Dicho esto, Camp d’été permite al público sacar sus propias conclusiones, o más bien enfrentarse a sus propias dudas a través de un material documental sumamente rico y pertinente.

Este soleado, dinámico y pícaro primer largometraje de Ybarra se presenta como un juego infantil cuyas reglas son mucho más complejas de lo que cabría pensar.

Camp d’été es una producción de la ginebrina L’artifice en coproducción con la francesa Les Films de la Caravane.

(Traducción del italiano)

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