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IFFR 2025 Competición Tiger

Crítica: L’Arbre de l’authenticité

por 

- El fotógrafo y artista visual Sammy Baloji compone una película ensayo que explora el pasado colonial de la República Democrática del Congo y sus implicaciones ecológicas

Crítica: L’Arbre de l’authenticité

Fiel a su tradición, el Festival de Róterdam sigue incluyendo ensayos cinematográficos en su programación. Este año, uno de esos títulos es L’Arbre de l’authenticité [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Sammy Baloji, que ha tenido su estreno mundial en la Competición Tiger del encuentro neerlandés.

Baloji es conocido principalmente por sus fotografías sobre la historia de Lubumbashi en el siglo XX, como Mémoire, the Album y la serie Kolwezi. Su obra explora el pasado colonial de su ciudad natal bajo el dominio belga, desde el control del rey Leopoldo II hasta su posterior traspaso a la Union Minière du Haut-Katanga.

L’Arbre de l’authenticité no es una excepción. En esta ocasión, el fotógrafo y artista visual compone una película ensayo que se sumerge en el pasado colonial de la República Democrática del Congo y sus implicaciones ecológicas. La película comienza con un artículo del periodista ambientalista Daniel Grossman, que habla del descubrimiento por parte del biólogo Koen Hufkens, de la Universidad de Gante, de unos diarios escritos entre 1937 y 1958. Estos registros, recopilados originalmente por investigadores de la estación biológica de Yangambi, en el corazón de la cuenca del Congo, documentan la capacidad de la selva para absorber dióxido de carbono.

Estructurada en tres partes y narrada por Edson Anibal (en el papel del agrónomo congoleño Paul Panda Farnana, considerado el primer intelectual del país), Diederik Peeters (como el ingeniero agrónomo belga Abiron Beirnaert) y Pierre Van Steene (que presta su voz a un guía turístico), la película entrelaza testimonios personales y análisis científicos para trazar los efectos duraderos de la colonización belga, no solo en las vidas humanas, sino también en el medioambiente.

La propuesta de Sammy Baloji está bien estructurada y ofrece una experiencia cautivadora cuando se ve en la gran pantalla. Sin embargo, quizá se apoya demasiado en planos de paisajes y en un ritmo excesivamente contemplativo, lo que a veces puede disminuir el interés del espectador. Además, no es una obra fácil de seguir para aquellos que no tengan un buen conocimiento de la República Democrática del Congo y su pasado colonial. Algunos textos en pantalla intentan facilitar esta tarea, pero probablemente no sean suficientes para todo el mundo.

Por otra parte, la película se habría beneficiado de un enfoque algo más lúdico a la hora de hacer que la narración en off y las imágenes interactúen entre sí. El cineasta intenta lograrlo (aunque sin mucho éxito) cuando, a mitad de la película, escuchamos el testimonio de Beirnaert, que se remonta a 1941. Beirnaert fue el primer director de la división de aceite de palma del Instituto Nacional de Estudios Agronómicos del Congo Belga de Yangambi. Su discurso aborda la vida en la colonia, la explotación de los recursos locales y el tema del trabajo en general. Baloji intenta entrelazar las palabras del ingeniero con imágenes de material, trabajadores contemporáneos y atisbos de amplios espacios industriales vacíos.

En general, L’Arbre de l’authenticité se revela como un solvente relato histórico sobre el colonialismo belga, que sirve sobre todo para recordar las consecuencias de no replantearse nuestra relación con la naturaleza.

L’Arbre de l’authenticité es una producción de las belgas Twenty Nine Studio & Production y Shelter Prod.

(Traducción del inglés)

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