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BERLINALE 2025 Perspectives

Crítica: Growing Down

por 

- BERLINALE 2025: Bálint Dániel Sós firma una excelente ópera prima, que disecciona con sutilidad y una bella puesta en escena todo un sistema de secretos, mentiras y culpabilidad

Crítica: Growing Down
Zsófi Szamosi, Szabolcs Hajdu, Ágoston Sáfrány y Eliza Sodró en Growing Down

“Espero que en algún momento salga a la luz lo que pasó y por qué pasó.” ¿Qué no haría un padre para salvar a su hijo? El húngaro Bálint Dániel Sós sumerge su apasionante y excelente primer largometraje, Growing Down [+lee también:
tráiler
entrevista: Bálint Dániel Sós
ficha de la película
]
, que ha sido presentado en la sección Perspectives de la 75.ª Berlinale, en una espiral dostoievskiana de sentimientos contradictorios, tensiones ocultas y tormentos morales.

La película, que parte del intento de un padre de encubrir un acto sumamente grave cometido por su hijo de 12 años, revela a un cineasta dotado de múltiples cualidades. Y es que no basta con contar una historia pulida y empática —con un guion de una precisión implacable escrito por el director junto con Gergő V. Nagy— para firmar una obra tan impactante. La forma también juega un papel crucial, con una magnífica elección del blanco y negro, unos encuadres meticulosamente trabajados por el director de fotografía Kristóf M. Deák y un montaje quirúrgico orquestado por Márton Gothár.

“¿Qué has hecho? Quédate aquí y no digas ni una palabra a nadie. No has sido tú, ¿de acuerdo?” Para Sanyi (Szabolcs Hajdu) y su hijo menor Dénes (Ágoston Sáfrány), el horror se desata en una fiesta de cumpleaños conjunta entre el niño y Sári (Zonga Jakab-Aponyi), la hija de cinco años de Klára (Anna Háy), con quien Sanyi mantiene una relación casi adolescente. De hecho, los dos solteros (él viudo, ella divorciada) están a punto de irse a vivir juntos. Pero, de repente, tiene lugar un accidente que involucra a Dénes (sin spoilers), y Sanyi se ve inmerso en un complejo dilema entre dos tipos de amor (el de un hijo y el de una mujer), atrapado entre la mentira y la verdad, con la espada de Damocles de una investigación policial que le sigue la pista, la posibilidad de que un niño sometido a gran presión diga algo que no debe (“tienes que hacer exactamente lo que yo te diga. No digas nada que pueda hacer pensar que fue tu culpa”) y la posibilidad de que los hechos hayan sido grabados por cámaras de vigilancia...

“¿Qué puede decir un padre?” Toda la trama de Growing Down gira magistralmente en torno a esta pregunta, que va mucho más allá de los simples —pero hábilmente desarrollados— giros del incidente central de la historia, con su carga de culpa (“debe de ser horrible vivir con un secreto así”), adversidad, destrucción y engaños. En realidad, la película aborda de manera sutil las dificultades de la educación, la comunicación y la transmisión de valores dentro de los lazos familiares instintivos, así como el enfrentamiento con uno mismo cuando nos miramos en el espejo. Lo cierto es que todos estos temas están perfectamente interpretados y hábilmente entrelazados en una inteligente combinación —increíblemente rica en matices— de cuasi-thriller íntimo y reflexión filosófica en torno a un dilema moral, que recuerda, a su manera —y a escala de primera película— a las películas de Cristian Mungiu. En pocas palabras, Bálint Dániel Sós logra un debut brillante en el largometraje, de modo que nos deja a todos intrigados por ver cuáles serán los próximos pasos de un director tan prometedor, capaz de combinar intensidad emocional con un alto nivel de exigencia artística.

Growing Down ha sido producida por CineSuper, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de Goodfellas.

(Traducción del francés)

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