Crítica: Sirens Call
por Savina Petkova
- BERLINALE 2025: La cinta experimental de las artistas e investigadoras Miri Ian Gossing y Lina Sieckmann profundiza en la subcultura del folclore subacuático

Aunque las sirenas han sido parte integral de los mitos y el folclore de todo el mundo, hoy en día son algo más que un símbolo. El cuerpo híbrido de la sirena y, más aún, su pertenencia híbrida a la tierra y al mar son, como demuestran las artistas Miri Ian Gossing y Lina Sieckmann en su largometraje Sirens Call [+lee también:
tráiler
ficha de la película], un catalizador para que algunas personas encuentren la identidad que más se adapte a ellas. Ian Gossing y Sieckmann han realizado una película experimental, a medio camino entre el documental y la ficción, profundamente arraigada en los estudios trans y queer, así como en el posthumanismo crítico y la ecocrítica. Sirens Call ha tenido su estreno mundial en la sección Forum de la 75.ª Berlinale.
Al principio de la película, en Portland (Oregón), conocemos a Gina Rønning, doctora en psicología con un máster en resolución de conflictos. Además de Gina, también es Una la Sirena, una sirena profesional, oráculo acuático y activista por la justicia social. A través de Una y su progenie no binaria, Moth Rønning-Bötel, el público puede vislumbrar a toda una comunidad: los tritones. Los tritones se identifican como no humanos y desafían los binarismos de la normatividad de varias maneras, entre ellas presentándose como sirenas (con cola).
La película se desarrolló a lo largo de ocho años con la ayuda de la beca Wim Wenders: las codirectoras pasaron años investigando y filmando, familiarizándose en persona con comunidades a las que la mayoría de nosotros probablemente solo podríamos acceder por Internet. Por lo tanto, el estatus de Sirens Call como documento real y tangible de prácticas y vidas no conformistas es inigualable, y la forma de la película refleja la encarnación híbrida de sus protagonistas. Incluso cuando vemos entrevistas de “cabeza parlante”, las escenas mantienen cierto carácter elusivo. En conjunto, la película es escurridiza y fluida, como las colas de sirena representadas. Sin embargo, la mayoría de las veces el encuadre alberga tomas submarinas, planos generales y temblorosos de espacios que ya están impregnados de su propia mística, todos ellos metamórficos en sus propios términos.
Sirens Call revela solo una parte de su sólida estructura filosófica, dejando que sus personajes la encarnen en la pantalla, tanto con sus cuerpos como con sus palabras. No cabe duda de que esto es lo mejor que puede hacer una película sobre identidades no normativas, ya que su tarea no es solo educar y mostrar, sino también convertirse en un medio que se adapte a su contenido. Por lo tanto, el espectador debe sentir curiosidad, pero también estar algo familiarizado con los temas abordados. No se trata de que alguien completamente ajeno a las identificaciones no humanas o la identidad híbrida no pueda entenderlo, pero un público con cierta experiencia seguramente aprovechará mejor las riquezas de la película.
Aunque el largometraje nos lleva de viaje por Estados Unidos, donde el “sueño americano” puede cuestionarse en términos de identidad no humana, sería erróneo suponer que las comunidades de tritones solo existen allí. Todo lo contrario: estas comunidades son omnipresentes, ya que se forman y desarrollan en gran medida en línea. Lo que hace la película es invitar al espectador a cuestionarse su identidad como algo estable y a reconocer las fuerzas más amplias en juego que han impuesto una jerarquía de “aceptados” y “marginados” a individuos de todo el mundo.
Sirens Call es una coproducción entre Alemania y Países Bajos, producida por Schalten und Walten y filmfaust, en colaboración con ZDF y Elbe Stevens Films. La canadiense Syndicado se encarga de las ventas internacionales de la película.
(Traducción del inglés)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.