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BERLINALE 2025 Panorama

Crítica: Hysteria

por 

- BERLINALE 2025: El segundo largo de Mehmet Akif Büyükatalay trata importantes aspectos de la posición y la representación de los migrantes en Europa, pero deja al espectador algo confundido

Crítica: Hysteria
Devrim Lingnau en Hysteria

La segunda película del cineasta alemán Mehmet Akif Büyükatalay, que asombró en la Berlinale 2019 con su ópera prima, Oray [+lee también:
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, continúa la exploración del tema de la representación de minorías migrantes en Europa. Hysteria [+lee también:
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, que se acaba de estrenar en la sección Panorama de la 75.ª Berlinale, es un thriller policíaco centrado en un rodaje de alta tensión, pero esta obra sustanciosa y de actualidad, desafortunadamente, se enreda hasta hacer que su trama resulte innecesariamente confusa.

Seguimos a Elif (Devrim Lingnau, reconocida como Shooting Star por la EFP), una becaria en la producción de una película que relata el incidente racista real ocurrido hace 30 años en la ciudad de Solingen (que se mencionó el verano pasado en las noticias otra vez por un motivo similar), cuando se quemó el apartamento de un inmigrante. La poderosa pareja formada por la productora Lilith (la intrépida Nicolette Krebitz, también vista en la película de inauguración del festival con The Light [+lee también:
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) y el director Yiğit (Serkan Kaya), contrata a un grupo de migrantes de un centro de refugiados para interpretar a unos limpiadores en una escena. Uno de ellos, el joven árabe Said (interpretado por el carismático Mehdi Meskar), descubre un Corán quemado y enloquece ante la cámara. Esto da lugar a una grabación impactante y auténtica, además de un escándalo que involucra al Ministerio de Cultura, ¿pero lo había planeado Yiğit desde el principio?

Sin embargo, este no resulta ser el tema principal, sino uno de los muchos ejemplos de una falta de claridad en la película. Se puede contraargumentar en un sentido temático más amplio: la representación de los inmigrantes de raíces musulmanas y/o africanas en Europa como “el otro”, que en una película siempre es una víctima o un terrorista, conlleva una maraña de ideas, puntos de vista éticos y lecturas filosóficas y sociológicas, sin que ninguno tenga una respuesta definitiva. Tal y como dice uno de los refugiados, el director de teatro kurdo Mustafa (Aziz Çapkurt, adecuadamente intenso) sobre Yiğit, "Conozco a este tipo de director. Hacen películas para limpiarle la conciencia a Europa". Pero esta observación no parece tan cierta cuando se plantea de forma didáctica.

Majid (Nazmi Kırık, protagonista de una de las escenas más intensas de la película), el devoto y conmocionado jefe de producción, lleva a Elif para que deje a los extras en el centro de refugiados y transporte las grabaciones del rodaje al apartamento de la pareja. En ese momento, ella se da cuenta de que ha perdido las llaves en su casa. Dejando un anuncio en el tablón del centro, permite que un posible extraño peligroso obtenga tanto las llaves como la dirección. Tras descubrir que ella misma es la hija de un inmigrante, un “migrante invisible” con su pulcra apariencia europea, nos acerca a lo que parece ser el propósito de la película. 

Las grabaciones desaparecen después de que Elif instale en el portátil una cámara espía en el apartamento de Lilith y Yiğit, por miedo al extraño. Esto genera dos vídeos, de los cuales solo uno es concluyente, pero los diálogos y acciones de los personajes no parecen apoyar lo que hemos visto; como resultado, el nivel cognitivo en el que se desarrolla la película y su relación con la información proporcionada a la audiencia no están bien definidos.

En esa intensa escena final se abordan muchos problemas, pero muchos de ellos parecen complicarse mucho más: ¿Quién miente a quién y por qué? ¿Se están mintiendo a sí mismos y/o a la audiencia? ¿Robó Yiğit las grabaciones por su cuenta? ¿Fue una estafa para el seguro? ¿O fue Said o Majid? ¿Cuáles son realmente los intereses de Lilith? 

Los aspectos más logrados de la película, desde la elaborada puesta en escena y el potente estilo visual hasta la melodía de suspense con violonchelo, quedan opacados por este problema, que resurge durante toda la cinta. Büyükatalay no deja claro que el punto sea precisamente que no existan respuestas sencillas. Trata las cuestiones religiosas, filosóficas y políticas con gran sensibilidad y cuidado, lo que desafortunadamente no puede decirse sobre la trama.  

Hysteria es una producción de la compañía filmfaust, con sede en Colonia, y Pluto Film se encarga de sus ventas internacionales. 

(Traducción del inglés por Paula Esteban)

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