Crítica: Punching the World
por Ola Salwa
- BERLINALE 2025: Constanze Klaue analiza el aumento del nacionalismo y la xenofobia en su relato sobre el paso de la adultez dirigido con mucha habilidad

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ficha de la película], el primer largometraje de Constanze Klaue, que ha sido presentado en la novedosa sección Perspectives de la 75.ª Berlinale. La película está basada en la popular novela alemana de Lukas Rietzschel, Mit der Faust in die Welt schlagen, y se desarrolla en 2006, con un epílogo ambientado en 2015.
La historia transcurre en un pequeño pueblo de Alemania del Este, donde las oportunidades de trabajo son escasas, ser sorbio (un grupo étnico eslavo occidental) es motivo de acoso y la palabra “gay” se usa como insulto. Los protagonistas son dos hermanos adolescentes, Philip (Anton Franke) y Tobi (Camille Moltzen), así como sus padres, que están ausentes la mayor parte del tiempo, ya que la madre (Anja Schneider) es una enfermera sobrecargada de trabajo y el padre (Christian Näthe), que ha perdido su empleo, cae en el alcoholismo e inicia una aventura con otra mujer.
El inicio de la película tiene un tono casi idílico, con la mudanza de la familia a una nueva casa y la consiguiente esperanza de un nuevo comienzo. Es verano, hace calor y el sol brilla, y ni siquiera el hecho de que el nuevo hogar no tenga baño puede empañar el optimismo reinante, aunque todavía sean muchas las mejoras por hacer. Con la vuelta a la escuela, los chicos intentan integrarse e iniciar cierta vida social con la gente de allí: Philip empieza a llevarse bien con Menzel (Johannes Scheidweiler), un joven hooligan local que aspira a neonazi, mientras que Tobi se enamora de una impertinente compañera de clase. La paleta de colores cálidos y pastel es un engaño artístico, ya que Klaue pronto revela que la vida en un entorno bucólico no es tan agradable ni acogedora como parece. Los chicos, desatendidos por sus padres y apenas supervisados por sus abuelos, deambulan en busca de algo con lo que matar el tiempo. Sus travesuras y bromas, que nacen del aburrimiento y el exceso de tiempo libre, son inocentes, al menos por ahora.
Cuando Philip empieza a pasar cada vez más tiempo con Menzel, queda claro que los juegos infantiles pueden convertirse rápidamente en vandalismo o, en un futuro más lejano —y fuera de la pantalla—, en delitos de odio. La espiral de violencia y xenofobia es uno de los aspectos más impactantes de la película de Klaue, lo que la convierte en un pariente cinematográfico de La cinta blanca [+lee también:
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entrevista: Michael Haneke
ficha de la película], de Michael Haneke. Sin embargo, los tonos y narrativas de ambas películas son muy diferentes, ya que Klaue se centra en seguir la historia de los dos hermanos y en mantener una narración fluida en todo momento.
En gran medida, Punching the World es una historia de paso a la adultez con un aire propio del cine independiente estadounidense. La directora adormece hábil y deliberadamente al público en una falsa sensación de seguridad con su tono amable, sus colores cálidos y la sugerencia de que todos los conflictos en este mundo se resolverán sin dolor, lo cual nos remite a la perspectiva de un niño que ve bien los peligros y problemas posibles del mundo, pero que todavía tiene la ingenuidad de un adolescente que suaviza todos los bordes afilados del mundo. Cuando Uwe (Meinhard Neumann), el problemático antiguo compañero de trabajo del padre, marginado tras la revelación de su pasado en la Stasi, llama a la puerta de la familia, los chicos lo ven, sobre todo, como alguien intrigante.
El contexto social (el legado de la RDA, el desempleo y los arraigados prejuicios contra quienes son diferentes) también tiene un peso importante en la película. Punching the World es un largometraje maduro y coherente que, a diferencia de otros títulos más agresivos, no busca abrirse paso a codazos en el festival, pero sí merece ser reconocido, si no como advertencia, al menos como una película de paso a la adultez que nos recuerda que no todas las cicatrices y heridas de la infancia desaparecen con el tiempo.
Punching the World ha sido producida por las berlinesas Flare Film y Chromosom Film, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de The Yellow Affair a través de Newen Connect.
(Traducción del inglés)
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