Crítica: La Cache
por Fabien Lemercier
- BERLINALE 2025: Lionel Baier firma una cinta singular, vitaminada y colorista, en el que se entrecruzan la historia general con la de una excéntrica familia en su apartamento parisino en mayo del 68

“La tristeza no tiene cabida aquí”. Es en un entorno de alegría, enmarcado por un fuerte deseo de libertad narrativa que se complementa con un ritmo frenético y un ingenio formal basado en un descarado espíritu propio de los cómics, donde Lionel Baier ha decidido ambientar La Cache [+lee también:
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entrevista: Lionel Baier
ficha de la película], una adaptación sumamente emancipada de la novela homónima de Christophe Boltanski, que ha sido presentada en la competición oficial de la 75.ª Berlinale. Sin embargo, detrás de esta fachada desenfadada, que pone gran énfasis en la imaginación y la fe —de una forma similar a la mente del niño de nueve años que constituye el núcleo de la historia y que vive en “un período de tiempo que parece atrapado en un presente infinito”—, la película aborda múltiples temas serios e inteligentes que resuenan con las páginas más oscuras del pasado de Europa (relacionadas con la Segunda Guerra Mundial), pero también con nuestro presente, aunque el catalizador de la historia sea el mes de mayo de 1968 en París.
“Observad a nuestros personajes mientras se mueven. En breves instantes, se darán de bruces con un acontecimiento que pasará a formar parte de la historia”. Es el 3 de mayo de 1968 y el narrador marca el tono a través de una voz en off, de modo que propone al público un pacto: compartirá su verdad si aceptamos su visión romántica y colorida de una familia cuyos miembros viven “como si formaran un solo gran cuerpo” en un apartamento de la rue de Grenelle. Delimitados los puntos del acuerdo, se nos presentan los seis miembros principales de este grupo tan unido: la abuela (Dominique Reymond), una burguesa libertaria aficionada al pulpo y escritora de libros sobre los marginados de la sociedad —a los que entrevista en las afueras con su Citroën Ami 6, “el ala móvil de su apartamento”—; el simpático abuelo (el difunto Michel Blanc), que a veces sufre de miedos incontrolables; el tío abuelo lingüista (William Lebghil); el joven tío, que es todo un artista en ciernes (Aurélien Gabrielli), la anciana bisabuela (Liliane Rovère), con sus recuerdos de Odesa, y el chico (Ethan Chimienti) al que los padres le permiten dormir allí, ya que fuera, en la calle, proliferan y se intensifican los acontecimientos revolucionarios de mayo del 68, retransmitidos en todo momento por la televisión y la radio.
La Cache, que se concibe como un experimento lúdico y alegre (“¡muerte al patetismo!”), es altamente accesible para el gran público y está embellecida con una serie de audaces innovaciones visuales (pantalla dividida, colores vibrantes, un montaje increíblemente dinámico a cargo de Pauline Gaillard, etc.). La película juega con la superposición temporal al estilo del gato de Schrödinger (“—¿Estamos vivos? ¿Estamos muertos? —Estamos juntos”) y con una sensación de repetición en la que los elementos nunca son exactamente iguales, y todo ello con el fin de transmitir mensajes codificados y humanistas en un efecto de espejo. El dominio del ritmo, de las pausas y de los cambios de tempo permite al cineasta eludir brillantemente la posible sensación de teatro filmado, aunque algunos puedan encontrar el largometraje demasiado dialogado y demasiado francés —pese a la nacionalidad suiza del director— para su gusto. No obstante, Lionel Baier asume todo esto por medio de la simpatía desvergonzada presente en esta cinta, que constituye una tierna anarquía (“ni Dios ni amo”) sin arrogancia ni desprecio, así como un homenaje a Al final de la escapada [+lee también:
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ficha de la película], de Jean-Luc Godard. Y es que, al fin y al cabo, todo se resume en la frase que dice uno de los personajes de la película: “Nunca dejes que los imbéciles te digan quién eres.”
La Cache ha sido producida por la suiza Bande à Part Films y coproducida por RTS, SRG SSR, la luxemburguesa Red Lion y la francesa Les Films du Poisson. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de mk2 Films.
(Traducción del francés)
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© 2024 Dario Caruso for Cineuropa - dario-caruso.fr, @studio.photo.dar, Dario Caruso
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