Crítica: Kontinental '25
por David Katz
- BERLINALE 2025: Radu Jude vuelve con otra película divertida y anárquica sobre la culpa, la negligencia sistémica y la identidad rumana, esta vez rodada completamente con un iPhone

Europa '51, de Roberto Rossellini, estaba ambientada en la Roma de la posguerra, pero pretendía retratar la inestable existencia de todo el continente en esa época. Inspirándose directamente en ella, tanto en el título como en la temática, Kontinental '25 [+lee también:
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ficha de la película], de Radu Jude, sostiene provocativamente que la Cluj contemporánea, en Rumanía, es un ejemplo representativo de la Europa de hoy en día. Muy en consonancia con la etapa actual del autor rumano, iniciada con "I [+lee también:
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ficha de la película] (2018), el director afina aún más su cáustico análisis del mundo actual, mientras simplifica sus medios técnicos (la película se rodó con un iPhone, sin iluminación adicional) y centra su guion en diálogos reducidos, un elemento que consigue resultados dispares, aunque atractivos. La cinta se estrena el penúltimo día de competición de la Berlinale.
Kontinental '25 trata de las sacudidas imprevistas del progreso (en gran parte de tipo capitalista), y de los pequeños temblores que, cuando se examinan durante el tiempo suficiente, pueden perturbar la confianza y aceptación que permiten que el sistema prospere. Ion (Gabriel Spahiu) es un exatleta que lleva varios años viviendo como vagabundo en Cluj, Transilvania. Curiosamente, su estilo de vida, que consiste en deambular, beber, defecar en público y causar otro tipo de molestias leves, no se representa con falsa piedad. Sin embargo, la ciudad moderna no quiere vestigios de su pasado, y el edificio en el que vive ilegalmente está a punto de ser demolido. Al rechazar el realojo que le ofrecen las autoridades locales, el hombre se suicida, y Jude nos hace absorber visual y auditivamente este trágico acto, evitando lo que podría haber sido un corte fácil.
Orsolya (Eszter Tompa), la agente judicial que supervisa el caso de Ion, reacciona con un trauma muy convincente y realista. De hecho, el estilo de interpretación de Tompa, muy exteriorizado, hace que parezca que es la primera vez que se enfrenta realmente a la fuerza cruel de la mortalidad (de forma significativa, su madre húngara, interpretada por Annamária Biluska, sigue viva y ejerce un papel dominante en su vida). En cualquier caso, las guías narrativas resultan excepcionalmente equilibradas para una película de Jude, hasta el punto de que podría tratarse de otro ejemplo más de cine de autor de complacencia burguesa y sentimiento de culpa, no muy lejos de Haneke o Farhadi. Afortunadamente, Jude lleva esta premisa banal en una dirección más original, introduciendo la variedad que definía el estilo visual de sus últimos largometrajes en las propias conversaciones de sus personajes, aunque esto, irónicamente, hace que parezcan menos realistas en boca de los actores. Sentados juntos en composiciones de “dos planos” al estilo de Hong Sang-soo (el director surcoreano, habitual en la Berlinale, es una gran influencia para Jude en la actualidad), Tompa y sus compañeros de escena parecen dos librerías universitarias manteniendo una conversación.
Aun así, este vibrante discurso sale de la pantalla, envolviéndonos en los diálogos como una tercera figura: un oyente. Otro aspecto que hace que Jude resulte especialmente contemporáneo es su clasificación como cineasta de la posverdad y del posinternet: comparar sus digresivas tangentes con las pestañas abiertas del navegador es demasiado simplista, pero en 2025 y en este continente, a veces da la sensación de que no se puede verificar nada, ni llegar a conclusiones definitivas como antes. El final de la película, en comparación con el más emotivo de Rossellini, resulta muy revelador: ante una tormenta de explicaciones contradictorias pero tentadoras para este mundo horrible, solo una opción parece aceptable: pasar las vacaciones con la familia en una playa griega, donde puedes ahuyentar todo de tu mente cansada, aunque solo sea por un momento.
Kontinental '25 es una coproducción entre Rumanía, Brasil, Suiza, Reino Unido y Luxemburgo, producida por Saga Film, en coproducción con RT Features, Bord Cadre Films, Sovereign Films y Paul Thiltges Distributions. Luxbox se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 20/02/2025: Berlinale 2025 - Kontinental '25
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© 2024 Dario Caruso for Cineuropa - dario-caruso.fr, @studio.photo.dar, Dario Caruso
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