BERLINALE 2025 Berlinale Special
Crítica: Leibniz – Chronicle of a Lost Painting
por Roberto Oggiano
- BERLINALE 2025: El maestro Edgar Reitz vuelve a la gran pantalla con un estupendo retrato del pensador Godofredo Leibniz, una reflexión sobre la vida y el arte en una forma cinematográfica pura

Una de las películas más interesantes de la 75.ª edición de la Berlinale ha sido presentada en la sección Berlinale Special por un cineasta de 92 años. Edgar Reitz, el director de una de las series más importantes en la historia de la televisión, Heimat, está de vuelta con Leibniz – Chronicle of a Lost Painting. A pesar de la seriedad del tema que aborda, que no es otro que el pensamiento de uno de los filósofos más grandes de todos los tiempos, la película logra incorporar momentos de ligereza y humor. Reitz se sirve del pretexto del encargo de la reina Charlotte (Antonia Bill) de un retrato de su querido tutor Leibniz (Edgar Selge) para plantear una serie de debates sobre la vida, el arte y la verdad. El modelo que toma como referencia es ilustre, ya que se trata de la serie de documentales que Roberto Rossellini realizó para la televisión a partir de los años sesenta sobre distintos artistas y filósofos, con la intención de convertir el medio en una herramienta didáctica y pedagógica. Tal vez no sea casualidad que Reitz, maestro indiscutible del medio televisivo, haya querido retomar este mismo enfoque.
Son dos los pintores que intentan retratar a Leibniz, y cada uno encarna una concepción distinta del arte y del cine según Reitz. Cuando el primer pintor fracasa en su intento de capturar al filósofo (un maestro francés con el pomposo nombre de Hofmaler Delalandre, interpretado por Lars Eidinger), la tarea de lograr lo imposible recae en la pintora flamenca Aaltje van de Meer (Aenne Schwarz). Sin embargo, el retrato permanece oculto al espectador hasta el final, como si el acto de creación fuera más importante que la obra resultante. Estas dos figuras representan dos formas diferentes de entender el cine. En lo que se refiere al primer artista, Delalandre, se trata de un hombre vanidoso, conformista y tan ridículo como la vestimenta de su época (los primeros años del siglo XVIII, una era de poder absoluto no tan distinta de la nuestra, con atuendos igualmente absurdos), un pintor que encarna la necedad de ciertos directores modernos y que se atreve incluso a pedirle a uno de los más grandes pensadores del mundo que intente no pensar en nada mientras posa —provocando así la risa de los espectadores más perspicaces en la sala—. En cuanto a la pintora Van de Meer, se trata de una artista en busca de la verdad, que no se detiene ante las convenciones formales de su tiempo. Es en ella donde probablemente se ve reflejado el maestro Edgar Reitz.
Leibniz – Chronicle of a Lost Painting es, por tanto, muchas cosas a la vez; es una película que busca exponer con claridad el pensamiento de Leibniz e ilustrar al espectador curioso, una reflexión sobre las distintas maneras de concebir el arte —como ya se ha mencionado en esta crítica—, pero también una celebración del arte cinematográfico. En una secuencia magnífica, donde la luz es la protagonista, una camera obscura se proyecta sobre el lienzo y la pintora Van de Meer pronto superpone el rostro sereno de Leibniz sobre la imagen. Una escena impresionante que une simbólicamente el arte y la filosofía, completando así una tarea a la que, según Reitz, el cine industrial ha renunciado hace ya mucho tiempo. Por suerte, todavía nos quedan los viejos maestros.
Leibniz – Chronicle of a Lost Painting ha sido producida por if… Productions y Edgar Reitz Filmproduktion.
(Traducción del italiano)
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