Crítica: Bonjour l’Asile
por Fabien Lemercier
- Judith Davis firma una impetuosa comedia política disfrazada de punzante farsa social sobre la lucha de clases, el feminismo, la especulación y la ecología

"Para poder resolver el desacuerdo, cada uno debe exponer su punto de vista, pero la ira está terminantemente prohibida, ya que solo lleva a que las cosas se agraven." En la línea ciudadana y desenfadada en la que se sumergió con Tout ce qu'il me reste de la révolution [+lee también:
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ficha de la película] (nominada al Premio Louis Delluc 2019 a la mejor ópera prima), Judith Davis está de vuelta con la impetuosa Bonjour l’Asile [+lee también:
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ficha de la película], una comedia desbocada y seria a partes iguales (una receta cocinada a fuego lento por la cineasta y sus cómplices del colectivo L’avantage du doute), que se estrenó en los cines franceses el 26 de febrero de la mano de UFO Distribution.
Nuestras vidas pueden parecer a menudo un bucle del que cuesta salir, pero si realmente estamos dispuestos a ponerle fin, primero tenemos que desearlo con todas nuestras fuerzas y tomar conciencia de que solemos cerrar los ojos —atrapados en las redes de nuestros propios miedos y de las normas sociales— ante las llamadas agonizantes de nuestro yo más profundo e íntimo. Ese es el terreno amplio y fértil sobre el que se mueve Bonjour l’Asile, de forma lúdica y con un estilo tiernamente mordaz, en una historia impregnada de un idealismo muy realista que sigue los pasos de Jeanne (interpretada por la propia directora), una soltera hiperactiva que dirige una asociación dedicada a escribir libros con habitantes de los suburbios parisinos y que se va tres días a Bretaña a visitar a Elisa (Claire Dumas), su eterna cómplice y diseñadora gráfica, que ha optado por una vida "ecológica" en el campo junto a su pareja (Maxence Tual) y sus tres hijos. Pero estas dos mujeres de más de cuarenta años ya no se reconocen: una critica el “esclavismo doméstico” de su amiga ama de casa, mientras que la otra se defiende de los ataques de "una snob adicta al trabajo porque no hay amor en tu vida".
Este enfrentamiento se entrelaza con las desventuras de Amaury (Nadir Legrand), un promotor inmobiliario que sufre en silencio bajo la influencia asfixiante de su burguesa familia política, y que intenta hacerse con el control del HP (un antiguo hospital psiquiátrico rebautizado como Hospitalité Permanente), una especie de falansterio new age en medio del bosque que pretende reubicar —o desalojar, si es necesario— para reconvertir el lugar en un hotel de lujo. En resumen, el conflicto se manifiesta en todos los niveles, tanto globales como personales, y como "todo está conectado", el diálogo se hace necesario. Pero apagar el fuego comienza por uno mismo, por acceder a lo que uno siente en lo más profundo de su yo interno… y eso es algo que está muy lejos de ser fácil.
Al deleitarse jugando con las caricaturas (ricos y pobres, mujeres y hombres, la izquierda ecologista y la derecha empresarial, la verdad y la mentira, etc.) y con el newspeak de unos y otros ("turismo ecológico lento y consciente", "lugar de lujo humilde", "ceremonia de desenlace", "lugar de lágrimas"), Bonjour l’Asile logra introducir una pluralidad de puntos de vista (incluidas voces interiores) que, aunque a priori parecen estar desacompasados, en el fondo tienen mucho en común a nivel radicalmente humano, donde la alegría y la tristeza arrasan con todo lo demás. Al abordar el tema urgente de la falta de armonía en un mundo moderno lleno de divisiones desde el ángulo de una comedia coral dinámica y a menudo hilarante, Judith Davis deja claro su propósito ("la pérdida de lo político es ante todo una pérdida de uno mismo", "también somos ciudadanos, seguimos haciendo sociedad incluso en casa"), pero lo hace con una propuesta cinematográfica simpática, inventiva, inmersa en la naturaleza y sin pretensiones, de modo que el mensaje llega de forma fluida y con una sonrisa.
Bonjour l’Asile ha sido producida por Agat Films y Apsara Films, y las ventas internacionales corren a cargo de Totem Films.
(Traducción del francés)
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