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BERLINALE 2025 Generation

Crítica: Têtes Brûlées

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- BERLINALE 2025: Con su primer largometraje, Maja-Ajmia Yde Zellama se centra en la manera en la que una niña atraviesa el dolor de perder a su hermano mayor

Crítica: Têtes Brûlées
Safa Gharbaoui en Têtes Brûlées

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entrevista: Maja-Ajmia Yde Zellama
ficha de la película
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, de Maja-Ajmia Yde Zellama, se ha estrenado a nivel mundial en una sección Generation 14plus de la 75.ª Berlinale en la que ha recibido una mención especial del jurado. Maja-Ajmia Yde Zellama, que se graduó en la LUCA School of Art y trabaja ahora como directora de cine y directora de casting, se lanzó a la aventura de este primer largometraje tras un encuentro con el cineasta Nabil Ben Yadir, que la animó a profundizar en esta historia tan particular después de quedar cautivado por el cortometraje que ella había dedicado anteriormente al tema.

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Têtes Brûlées traza el retrato de Eya (Safa Gharbaoui), una niña de 12 años que crece en el seno de una familia de origen tunecino afincada en Bruselas y que recibe en su día a día el mimo de sus seres queridos, especialmente de su hermano mayor, Younès (Mehdi Bouziane), con quien mantiene un vínculo muy estrecho. Younès la acompaña al colegio, la motiva a hacer sus deberes y comparte con ella su rutina con gran cariño, hasta el punto de que Eya se ha convertido en el ojito derecho del grupo de amigos de Younès, que la cuidan como si fuera su propia hermana pequeña, celebran con entusiasmo sus coreografías de TikTok y la ayudan a preparar sus presentaciones en neerlandés. Todos estos detalles evidencian la fuerza del amor que une a Eya y su hermano, permitiéndonos compartir la alegría y la euforia de su existencia, que aún conserva el sabor y la despreocupación de la infancia… Hasta que todo salta por los aires. Una noche de celebración, tras un partido de fútbol entre Marruecos y Francia, Younès cae al suelo tras ser alcanzado por una bala cuyo destinatario no iba a ser él.

Eya, que se encuentra en uno de los asientos de la parte trasera del coche que conduce uno de los amigos de su hermano, no hace más que llorar en silencio… Y así comienza el largo proceso de duelo para la niña y quienes la rodean. Los ritos funerarios se desarrollan en un ambiente de profunda solidaridad. La joven cineasta se toma el tiempo de retratar este momento tan frágil, en el que la vida continúa a pesar de la muerte. En la casa de Eya, ahora súbitamente desbordada de gente, familiares, amigos, vecinos y miembros de la comunidad se turnan para brindar apoyo a los padres, hermanos y hermanas de Younès, que se encuentran sumidos en la tristeza. La religión ejerce un poder consolador, al igual que la música y las danzas de Eya; sobre todo en una magnífica escena en la que las canciones religiosas, en toda su belleza y solemnidad, ocupan el lugar que les corresponde.

Têtes Brûlées es una película de pocas palabras pero muchos gestos, de manos que se extienden y brazos que abrazan y consuelan. Al poner el foco en Eya y capturar su energía infantil en un mundo de adultos y en un tiempo que les pertenece a ellos, Maja-Ajmia Yde Zellama logra plasmar la fuerza y la fragilidad de estos instantes en los que, a pesar del duelo, la vida sigue su curso. En apenas unos días, Eya emprende el camino de la resiliencia. Sin embargo, lo que nos ofrece la directora no es una historia precoz de paso a la adultez en la que Eya se adentre en la adolescencia o la edad adulta, sino más bien la historia de una infancia sacudida, en la que la protagonista soporta el dolor de la pérdida por medio de las únicas armas a su alcance, que no son otras que la sinceridad, la capacidad de buscar la alegría donde aún se pueda encontrar y la habilidad de transformar los recuerdos hermosos en fortaleza y dar rienda suelta a su creatividad. En última instancia, la protagonista concibe este duelo como una tristeza anclada para siempre en su joven corazón, pero también —por necesidad— como una experiencia transformadora.

Têtes Brûlées ha sido producida por Komoko (Bélgica), una productora creada expresamente para este proyecto, en coproducción con Quetzalcoatl (Bélgica) y 10:80 Films (Bélgica). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de MAD World (Emiratos Árabes Unidos).

(Traducción del francés)

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