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BERLINALE 2025 Forum

Crítica: Palliative Care Unit

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- BERLINALE 2025: Philipp Döring embarca al espectador en un conmovedor y empático viaje a través de una unidad de cuidados paliativos en Berlín

Crítica: Palliative Care Unit

Es una contrapropuesta a la medicina curativa. Un tipo de atención médica que no pretende hacer desaparecer las enfermedades terminales, sino hacer más llevadera la vida con ellas. Ya no se trata de dividir las necesidades entre las que son buenas para la salud y las que no, o la medicación entre útil e inútil, como explica un médico a un nuevo cuidador. Se trata más bien de ofrecer a la gente estabilidad, una sensación de estructura y hacer que sus días sean más cómodos. Comer alimentos poco saludables, si eso les hace felices. Seguir tomando los medicamentos contra el cáncer, aunque no supongan ninguna diferencia en esta fase, porque dan una sensación de control.  Como dijo la fundadora de los cuidados paliativos, Cicely Saunders, se trata de “dar más vida a los días”, no “más días a la vida”.

En su documental de cuatro horas Palliative Care Unit, estrenado en la sección Forum de la 75.ª Berlinale y galardonado con el Premio Heiner-Carow, el director alemán Philipp Döring pide al espectador mucha capacidad de resistencia, pero el tiempo invertido se ve recompensado. El cineasta ofrece una ventana a un mundo apartado, a menudo marcado por la muerte y el dolor, que consiste en navegar por la impotencia, a veces de los pacientes, pero sobre todo de los familiares. Como sociedad, hablamos a menudo de los hospicios, ya que esta última etapa antes de la muerte suele ser la mejor opción para quienes están demasiado débiles para volver a casa. Los cuidados paliativos son ese último escalón, el lugar al que acuden los pacientes cuando tienen síntomas agudos para reevaluar el tratamiento del dolor y los cuidados.

Döring nunca convierte su documental en un espectáculo de explotación del dolor. Su enfoque sensible y respetuoso es probablemente la razón por la que médicos y pacientes le han concedido un acceso tan íntimo a sus vidas cotidianas. Escuchamos a un paciente que acepta el hecho de que esta vez no volverá a casa, que su movilidad ha desaparecido para siempre, mientras reflexiona sobre cómo decírselo a su hijo. Vemos a una mujer que se desmorona, no por la presión de su diagnóstico, sino por el hecho de que su marido no acepte su inminente fallecimiento, descuidando su propia vida. También hay una sensación agridulce cuando una paciente, que ha abandonado una relación afectuosa pero agotadora, encuentra el amor verdadero poco antes de su final.

El material médico, los historiales clínicos y las carpetas se mezclan con documentos sobre herencias, ramos de flores y velas encendidas por los difuntos. Durante las reuniones matinales, el personal dedica un ritual a cada paciente fallecido, antes de pasar al siguiente nombre. Döring mantiene la distancia, observando la acción, las lágrimas, los colapsos. Su mirada nunca se inmuta, encontrando el desafío y la belleza en cada escena. Sus estoicas y prolongadas observaciones recuerdan por momentos al gran documentalista Frederick Wiseman, aunque su mirada es quizás algo más distante, menos emocional.

Para todo ser humano, la muerte es un accidente, una violación injustificable, como dice Simone de Beauvoir, citada al principio de la película. La muerte siempre será una incógnita aterradora para la humanidad. Sin embargo, Palliative Care Unit muestra cómo hacerla más humana y menos solitaria.

Palliative Care Unit es una producción de Philipp Döring.

(Traducción del inglés)

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