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Crítica: Europe’s New Faces

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- En su documental observacional, Sam Abbas sigue el día a día de migrantes en una propiedad ocupada en París y las actividades de salvación marítima de una ONG para mostrar la vida en el limbo

Crítica: Europe’s New Faces

Hablar de migración se ha vuelto agotador. El debate ha llegado al punto de señalar a los inmigrantes como demonios que habitan entre nosotros. La retórica antimigración domina las campañas electorales. Impulsada por el auge de la extrema derecha populista, la demanda de medidas drásticas, como los controles fronterizos, se ha convertido en la norma para los partidos de centro europeos. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que el cierre de fronteras hace muy poco por frenar la inmigración. De hecho, puede incluso aumentarla. El mundo del cine sigue abordando este tema inabarcable, sumando continuamente nuevas voces al debate. El cineasta estadounidense de origen egipcio Sam Abbas ofrece ahora otra nueva perspectiva en su documental observacional Europe's New Faces

Abbas se dio a conocer en 2018 con su película de temática LGTB The Wedding, para la que organizó proyecciones clandestinas en diferentes países donde la homosexualidad está prohibida. Europe's New Faces se basa en el reciente cortometraje de siete minutos Obstaculum, en el que Abbas filma a personas procedentes de Costa de Marfil, Gambia, Senegal, Sudán, Chad, Eritrea y Etiopía mientras intentan ocupar una escuela de arte abandonada en París.

A diferencia de muchos documentales que exploran este tema, centrados principalmente en entrevistas, Europe's New Faces no es una película de muchas palabras. Las imágenes dominan sus 159 minutos de duración. Incluso los testimonios de los inmigrantes consisten en unas pocas frases incisivas, y este es uno de los puntos fuertes de la película: no es didáctica. “No puedo hacer realidad mis sueños hasta que no tenga papeles. Muchas personas nacidas en Francia, incluso mayores que yo, aún no tienen sus documentos”, explica un joven africano. El documental está dividido en dos partes. La primera (Land & Integration) se centra en un edificio abandonado de París que fue en su día una residencia de ancianos y que ahora alberga a unos 400 inmigrantes africanos llegados de Libia. La cámara siempre estática de Abbas (el rodaje se prolongó durante cuatro años) sigue pausadamente pequeñas actividades cotidianas: mujeres cocinando, niños bañándose en una minipiscina hinchable o recibiendo clases con un profesor, gente jugando al ajedrez o aprendiendo a utilizar una cámara, ritos religiosos, reuniones para discutir las últimas amenazas del alcalde contra los inmigrantes ilegales… También vemos carteles que advierten de desahucios inminentes, escaleras vacías, habitaciones en penumbra y basura en los rincones. Escuchamos fragmentos de relatos sobre la violencia sufrida en los campos de detención libios, las mujeres convertidas en objetos de diversión sexual por parte de los guardias, las torturas y las crueles estrategias utilizadas por los traficantes de seres humanos.

La segunda parte (Sea & Passage) está rodada a bordo de un barco de rescate de inmigrantes de una ONG (el Geo Barents de Médicos Sin Fronteras). También aquí vemos planos estáticos de anclas y salvavidas, instrumentos de navegación, reuniones operativas, avistamientos y comunicaciones por radio, y luego la trágica escena del rescate de un grupo de bangladesíes en un barco en llamas. Una vez a bordo, se lavan, atienden a los heridos, comen, duermen, rezan y juegan al ajedrez. En ambos capítulos, la espera parece ser el componente principal de la experiencia de estos migrantes.

El particular estilo de Abbas, que ya estaba presente en sus obras anteriores, se reafirma aquí a través de composiciones fascinantes gracias al uso de la luz natural, mientras que el montaje meditativo e irregular de la película, acompañado por la música del director y compositor Bertrand Bonello, logra que estas historias personales de resistencia y desesperación resulten aún más íntimas, distanciándose del frenético reportaje periodístico. Tras haber emigrado de Egipto a Estados Unidos cuando tenía tres años, el director pretende transmitir sin ningún tipo de filtro ni mediación lo que realmente significa estar a caballo entre dos mundos, en tierra de nadie.

Europe’s New Faces es una producción del propio Abbas y Maxxie, Suzzee & Cinema, con el apoyo de United Migrants, Utopia 56, Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo y la Cruz Roja italiana, entre otros.

(Traducción del italiano)

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