Crítica: Ma mère, Dieu et Sylvie Vartan
por Aurore Engelen
- El cineasta quebequés Ken Scott adapta la historia real de una madre dispuesta a todo para que su hijo tenga la mejor vida posible en una nostálgica comedia dramática

La 40.ª edición del Love International Film Festival de Mons se ha inaugurado con la proyección de Ma mère, Dieu et Sylvie Vartan [+lee también:
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ficha de la película], de Ken Scott, una comedia familiar de estilo retro cuyos protagonistas son Leïla Bekhti, Jonathan Cohen… y Sylvie Vartan. El quebequés Ken Scott se dio a conocer a principios de los 2000 gracias a la escritura del guion de La gran seducción (dirigida por su compatriota Jean-François Pouliot y seleccionada para la Quincena de los Cineastas de Cannes en 2003), así como a través de la posterior dirección de Starbuck en 2011, una película que se distribuyó en 25 países, cosechó un gran éxito tanto de crítica como de público y le llevó, entre otras cosas, a ser contratado para adaptar la exitosa novela De la India a París en un armario de Ikea [+lee también:
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ficha de la película]. Ahora está de vuelta con otra adaptación, pero en este caso se trata de la novela autobiográfica de Roland Perez, un abogado y presentador de radio que relata su infancia y, en particular, la forma que tuvo su madre de lidiar con su discapacidad de nacimiento: un pie equinovaro.
Todo comienza en los años 60, en el seno de una familia inmigrante que vive en los suburbios de París. Con la llegada de su sexto hijo, tienen derecho a una vivienda de protección oficial en la capital francesa. Sin embargo, la alegría se ve empañada por la discapacidad con la que nace el pequeño Roland. Los médicos no pueden ser más tajantes: nunca podrá caminar. Con lo que no contaban ellos es con la determinación de su madre, Esther (Leïla Bekhti), que está dispuesta a hacer todo lo que esté en su mano —incluyendo involucrar a Dios en la aventura— para que su hijo lleve una vida normal, rechazando así cualquier etiqueta de discapacidad. Recorre múltiples consultorios médicos hasta encontrar a una terapeuta —poco convencional, cuando menos— que prescribe un estricto tratamiento a través del que el niño se deja arrullar por la voz de Sylvie Vartan, la ídolo de Roland desde que nació. Contra todo pronóstico, el plan funciona. Ya en su adultez, Roland (interpretado por Jonathan Cohen), que se dedicó brevemente al baile antes de ganarse la vida como periodista, se cruza por primera vez con su artista favorita. Más tarde, se vuelve a encontrar con ella en su nueva vida como abogado y, finalmente, acaba convirtiéndose en el representante legal y amigo de la cantante.
La película de Ken Scott se desarrolla en dos partes. La primera, que gira en torno a su infancia, traza un retrato tierno y divertido de una madre sobreprotectora dispuesta a mover montañas para ofrecerle a su hijo lo mejor, aunque implique engañarse a sí misma. Esta primera mitad constituye un homenaje a la figura materna que brinda a Leïla Bekhti el escenario perfecto para desplegar una actuación vibrante. La segunda parte, que se centra en la vida adulta de Roland, muestra una cara totalmente distinta de esta relación maternofilial, en la que el comportamiento de Esther se torna asfixiante mientras su hijo intenta llevar una vida independiente, de modo que no logra cortar el cordón umbilical por completo en ningún momento. No obstante, la película opta por envejecer —y rejuvenecer— a sus actores de una manera que puede afectar a la credibilidad del relato, especialmente en la interacción entre Leïla Bekhti y Jonathan Cohen, quienes, pese a ser de la misma generación, interpretan a madre e hijo. Además, la convivencia de celebridades “reales” con actores “reales” también resulta cuestionable. Por otro lado, el largometraje también puede resultar desconcertante en su forma de tratar los acontecimientos trágicos (en particular, una serie de fallecimientos), ya que estos se abordan únicamente desde la perspectiva de Roland, limitando así la profundidad de los demás personajes.
Ma mère, Dieu et Sylvie Vartan ha sido producida por Égerie Productions en coproducción con Gaumont. La distribución de la película en Francia, donde se estrenará el 19 de marzo, corre a cargo de Gaumont, y Athena será la encargada de distribuir el largometraje en Bélgica.
(Traducción del francés)
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