20/03/2025 - Con su primer largometraje completamente rodado en criollo en la Reunión, Grégory Lucilly dibuja un emocionante retrato de dos hermanos que luchan por reconstruirse a pesar de ser abandonados

Maxime Calicharane y Brillana Domitille Clain en Marmaille

Marmaille, el primer largometraje de Grégory Lucilly, ha sido presentado en la competición oficial de un 40.º Love International Film Festival de Mons en el que se ha llevado el premio Coup de Cœur del jurado. Thomas (Maxime Calicharane) y Audrey (Brillana Domitille Clain), dos jóvenes de 15 y 16 años, ven cómo su madre los rechaza y los expulsa de su hogar sin miramientos, sin preocuparse en absoluto por su futuro. Tras verse en la calle de la noche a la mañana, quedan bajo la tutela de los servicios sociales, que, sin pautas claras para su caso, consideran enviarlos a distintos centros de acogida. Para los adolescentes, esto supone una doble exhibición de violencia, ya que sienten que les han arrancado de su hogar y separado de su familia. Por eso, cuando Audrey menciona que se ha cruzado con su padre unas cuantas veces desde que volvió a la isla hace unos meses, se ven obligados a tomar una decisión inevitable, que no es otra que la de reencontrarse con ese progenitor del que no saben nada y que, además, ha rehecho su vida con otra familia, lejos de ellos. Audrey y Thomas comparten un destino, pero cada uno sigue su propio camino para encontrar su lugar en el mundo.

A Thomas le apasiona el breakdance, y lo cierto es que posee un talento excepcional para esta disciplina. De hecho, la película abre con una escena en la pista de baile, entre cuerpos en movimiento. Thomas acaba de ganar un concurso, lo cual parece prometerle un futuro brillante, probablemente lejos de la isla. Mientras su vida se desmorona, se aferra a su sueño con el apoyo de diversos organismos públicos. Para él, la danza es un lenguaje que expresa su rebeldía, le permite exteriorizar la violencia y afirmar su existencia en una sociedad que hasta ahora no le ha dado un lugar. También protagoniza una serie de escenas impactantes en las que el movimiento de su cuerpo dice más que cualquier palabra, gracias al talento deslumbrante de Maxime Calicharane, que era bailarín en la vida real antes de esta película y que ahora es un actor de verdad gracias a ella.

Audrey, interpretada con gran sensibilidad por Brillana Domitille Clain, es una joven madre de rostro infantil que carga sola sobre sus frágiles hombros el peso de su maternidad precoz. El padre de su hijo, que es irremediablemente inmaduro, oscila entre el absentismo y un oportunismo repentino cuando la joven obtiene un alojamiento. Sin un modelo familiar sólido en el que apoyarse, Audrey no puede evitar repetir patrones tan trillados como defectuosos que, finalmente, la llevan al fracaso. En criollo, la palabra marmaille significa “niños”, aquellos que aparecen en la vida de adultos desbordados y que acaban siendo sacrificados en aras de su frágil equilibrio. Sin embargo, el término también alude al destino de muchas mujeres, a una fatalidad contra la que Audrey lucha con todas sus fuerzas.

Sin caer en el dramatismo excesivo, la película no oculta la hostilidad del mundo en el que Thomas y Audrey tratan de sobrevivir. Se trata de un retrato realista y profundamente humano que evita exotizar la isla paradisíaca, de modo que muestra sus aspectos más oscuros sin perder su dimensión universal, y todo ello al tiempo que se permite resaltar, en ocasiones, sus destellos de luz.

Marmaille ha sido producida por Ciné Nominé en coproducción con Wrap Productions y Le Bureau Films (Francia). Las ventas internacionales las gestiona The Bureau Sales, mientras que la distribución en Francia, donde la película se estrenó en diciembre, corre a cargo de Pan Distribution.

(Traducción del francés)