Crítica: Croma
por Muriel Del Don
- Manuel Abramovich crea una utopía cinematográfica compartida en la que sus personajes experimentan con nuevas y liberadoras formas de vivir en comunidad

Croma, la nueva película del cineasta, artista y director de fotografía argentino Manuel Abramovich, que se ha estrenado a nivel mundial en la sección Burning Lights del Visions du Réel, nos invita a soñar con un mundo tolerante, catártico y sin límites, un mundo en el que perdernos para reencontrarnos con nosotros mismos. Dos años después de Pornomelancolía [+lee también:
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tráiler
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ficha de la película], una película de ficción que giraba en torno a un sex influencer mexicano que se desnudaba ante la cámara para sus numerosos seguidores, Abramovich retrata a través de Croma una realidad que, gracias al cine, se transforma en una utopía colectiva.
Ante un fondo rigurosamente verde, primero niños y luego adultos son interrogados sobre su identidad de género —y sobre muchas otras cosas—. Una determinada pero empática voz en off lanza una serie de preguntas a los protagonistas, de modo que se crea una especie de confesionario cinematográfico en el que, por fin, todas estas personas pueden hablar de verdades profundas que llevaban mucho tiempo reprimidas. ¿Qué significa ser hombre, mujer o trans? ¿Alguna vez te has sentido como un monstruo? ¿Cómo crees que te ve la sociedad? Cuéntanos una historia de amor que hayas vivido. Estas son solo algunas de las preguntas que dan forma a una trama en la que se entrelazan realidades paralelas liberadoras y antinormativas.
La vacilación de los niños y su silencio frente a preguntas que no saben cómo responder nos muestran el concepto de género no es más que una construcción social, una etiqueta que organiza y estructura el mundo basándose en una supuesta normalidad impuesta por una élite que no acepta ambigüedades. Las tímidas pero incisivas respuestas de los niños nos permiten reflexionar sobre el concepto de la representación de género, el papel que cada uno de nosotros desempeña en un intento desesperado por parecer “normal”, conforme y aceptable. El precio a pagar por lograr esta hazaña es alto, y los códigos y normas a seguir son tan restrictivos que configuran una prisión autoimpuesta de la que es sumamente difícil escapar. Desde el tema del género, las preguntas derivan hacia el bagaje emocional y familiar que los protagonistas cargan con esfuerzo sobre sus hombros. Los personajes de Croma, que llevan ya mucho tiempo bajo el yugo de todos estos mandatos sociales, esconden cicatrices profundas que aún no terminan de sanar.
Tras una primera parte marcada por el rigor de una cámara fija que interroga rostros que dicen más que las palabras, el fondo verde que domina la escena da paso a un entorno natural e inmaculado. Este lugar misterioso, que se encuentra en la frontera entre sueño y realidad, representa una suerte de espacio seguro ideal, donde los protagonistas pueden experimentar nuevas formas de comunicación y nuevas maneras de conectar con cuerpos que, como los suyos, han sido heridos y humillados.
En este espacio utópico, que constituye una especie de locus amoenus protegido de la violencia del mundo, el tiempo parece haberse detenido, permitiendo así a los protagonistas vivir un paréntesis encantado basado en la ternura y la conexión. De este modo, el cine se convierte en un medio para que los protagonistas se observen, reflexionen sobre cómo desean definirse —o no definirse— y se conecten con sus deseos más profundos sin tener en cuenta las imposiciones del día a día en el que a menudo llevan una máscara. Con Croma, Abramovich propone a sus protagonistas vivir una experiencia profunda basada en la sinceridad y la mentalidad abierta, de modo que transforma su película en un espacio de reflexión colectiva que cobra vida ante nuestros ojos. Como destaca el propio director, dada la trágica situación actual que atraviesa Argentina, estos espacios de libertad se vuelven cada vez más valiosos y necesarios, ya que constituyen verdaderos oasis donde cuidarse, transformarse y liberarse del peso de una sociedad cada vez más uniformada.
Croma es una producción de RUIDO (Argentina) y Nabis Filmgroup (Austria).
(Traducción del italiano)
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