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PELÍCULAS / CRÍTICAS España

Crítica: Parenostre

por 

- Manuel Huerga nos recuerda por qué Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, se ha quedado sin dar nombre a una calle, a una plaza o a un parque en Barcelona

Crítica: Parenostre
Josep María Pou y Carme Sansa en Parenostre

Ha sido toda una sorpresa conocer que Manuel Huerga, cineasta que debutó con el largometraje Antártida (seleccionado en Venecia 1995, en la sección Overtaking Lane) y firmando en 2006 la película Salvador (Puig Antich) [+lee también:
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(seleccionada en el Un Certain Regard de Cannes), donde ya abordaba escabrosos asuntos políticos, regrese al cine de ficción con Parenostre [+lee también:
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, film sobre el escándalo de corrupción que sacudió a la familia del presidente de la Generalitat de Cataluña durante más de dos décadas, Jordi Pujol. La distribuye en cines españoles Filmax, este miércoles 16 de abril, justo en plena Semana Santa.

Fecha estupenda para recordar la vida, obra y pecados de una familia creyente hasta la médula, algo que refleja Huerga a lo largo del metraje de una cinta que salta continuamente en el tiempo para describir la infancia de Jordi, su juventud combativa, su noviazgo con Marta Ferrusola (su posterior esposa), sus oscuros proyectos bancarios y sus tejemanejes para evitar que sus secretos escarceos económicos acaben con su carrera y su gloria posterior, privando a la ciudad de Barcelona de una avenida con su nombre.

Porque en 2014 un periódico de tirada nacional desveló que los Pujol-Ferrusola ocultaban grandes cantidades de dinero en Andorra. Aunque el político intentó parar ese tsunami, semejante tarea resultó infructuosa incluso apelando a la mismísima casa real española. El juicio se celebrará en noviembre de 2025 y mientras llega esa fecha Parenostre se encarga de revivir un caso desgraciadamente habitual entre la clase política y poderosa.

Protagonizada por Josep María Pou, que da vida a Jordi Pujol, y Carme Sansa, en la piel de su esposa, Marta Ferrusola, Parenostre –con guion de Toni Soler– hace referencia desde el título al peso de un padre –y de una madre, habría que añadir, pues la señora no se mantuvo nunca al margen– en el devenir de una familia numerosa que antepuso sus intereses económicos y trepas a esa ética que pregonaba el líder político en sus discursos. La desfachatez, la corrupción y la hipocresía se sentaban a la mesa de esas cenas familiares, compartiendo cubierto con la beatitud, la rivalidad en el hogar y el orgullo de pertenecer a una clase alta y superior.

Es precisamente ese presumir de riqueza el que condujo al descubrimiento del delito fiscal de esta saga de empresarios ricachones, confiados en su trono catalán de afán independista. La política egoísta –con la aparición en pantalla de numerosos personajes reconocibles para el público español, como el mismísimo monarca Juan Carlos I (otro corrupto de manual, encarnado aquí por Alberto San Juan, quien ya lo abordó como director en su película El Rey [+lee también:
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)– es, junto con la familia tradicional y la estupidez humana, otro de los ejes de este film que rezuma cierto aroma a telefilme, alejándose de la épica de El padrino, el gran referente audiovisual sobre camadas conflictivas y poderosas.

Parenostre es una producción de Minoria Absoluta, Lastor Media, Vilaüt Films y Last Minute AIE. De sus ventas internacionales se ocupa también Filmax.

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